Laura Restrepo, nacida en
Bogotá en 1950, se ha perfilado paso a paso como una gran escritora que recoge
lo mejor de la tradición novelística, en el país. Su trabajo literario,
investigativo y periodístico ha ido avanzando y profundizándose, ubicándola
como un valor en las letras y el panorama cultural colombiano. Escritora amplia
y compleja ha incursionado en múltiples géneros y formas de escritura, desde la
crítica literaria hasta la literatura infantil, pasando por la crónica y la
novela.
Nuestra autora, pertenece a
esa generación de medio siglo en Colombia... los jóvenes y las jóvenes de los
60/70. Generación de múltiples intereses, compromisos, rupturas y aportes. Generación
de sueños y utopías que heredó de las vanguardias una conciencia estética de
renovación. Laura Restrepo en su vida personal ha sido precoz, por ello
generacionalmente se ubica al lado de intelectuales como Alfredo Molano o Antonio Caballero, aunque por edad, podría estar más
del lado de escritores como Jorge Franco o Consuelo Triviño y Ana María Rojas.
Con su libro: Historia de una Traición, reeditado por
Norma, bajo el nombre Historia de un
Entusiasmo, se suma a otras mujeres
como Rocío Vélez de Piedrahita, Vera Grave, Patricia Lara, Constanza Ardila...
que están dejando oír la evaluación y la opinión femenina sobre la guerra y que
están mostrando el rostro de mujeres implicadas en los procesos de la guerra y la paz. Igualmente
con este texto, la autora realiza un
ajuste de cuentas, con el estado y el establecimiento colombianos que no se
comprometen a fondo en la construcción de una paz duradera (1).
Su narrativa de ficción se
inicia en 1989, cuando a partir de la investigación sobre una leyenda histórica
mejicana, publica su primer trabajo novelístico: La Isla de la Pasión.
Esta es su primera
novela y es necesario reconocer que se trata de una `pequeña obra maestra. En
ella la autora logra un universo
literario en el que la fantasía y la realidad, los sueños y las angustias se
entrecruzan, para logar en los lectores y lectoras una experiencia profunda en
la que se fusionan el goce estético y la reflexión sobre un mundo que se
desmorona por el abandono y la indiferencia de las dinámicas sociales dominantes,
hacia aquellas dinámicas periféricas en las que se juega la vida en los
límites. Esta novela es un acercamiento poético muy bien logrado, a la vida
que florece y lucha por mantenerse en la liminalidad, a la vida que es posible
únicamente, mediante una dinámica consciente de solidaridad.
Resulta imposible olvidar a
esa tropa de hombres y mujeres idealistas que se
internan en la isla de la pasión, a cumplir una misión que les ha sido
encomendada: la misión de mantener la vida y generar la cultura en un espacio árido,
inhóspito, cerrado y olvidado de todos. El destino de estos personajes, nos
cala y nos exige en cuanto lectores, una postura clara y firme de empatía.
A nivel de estructura profunda, Historia de un Entusiasmo y La Isla de la Pasión, tienen el mismo
núcleo: un pequeño grupo idealista, sosteniendo los sueños y las luchas,
aislados y sin apoyo distinto a de ellos mismos. Ramón Arnaud y su grupo, se
alimentan de la fuerza que nutre según planteamientos de la psicología social a
los grupos pequeños:
“… se incita al individuo solidario
con su grupo a excederse, literalmente y a no percibir sus propios límites…
confesar su fatiga sería traicionar..
La moral resulta entonces de una
cuádruple determinación:
* El sentimiento de estar juntos o cooperación
de grupo
* La necesidad de tener un objetivo
*
La posibilidad de observar un progreso en marcha hacia el objetivo
El hecho de que cada miembro tenga
tareas especificas significativas que son necesarias para el cumplimiento del
objetivo (2).
A
partir de una dinámica similar a esta, Armaud organiza la vida en la Isla de
Clipperton. Pero su entusiasmo y su cabeza aparentemente empiezan a vacilar,
cuando el objetivo en lugar de acercarse se aleja en el océano inmenso. Es
entonces cuando las mujeres y particularmente Alicia ,
asumen las banderas que les permiten subsistir y trascender de la historia a la
mitología, a la irrealidad, a la literatura. Los náufragos de Clipperton, se inscriben, a través de La Isla de la Pasión, en el panorama de los personajes inmortales de
la
Literatura Latinoamericana.
Después de este texto,
traslada definitivamente sus intereses y sus
escenarios a la geografía política, espiritual y simbólica colombiana, y
continúa en la construcción de un universo narrativo cada vez más complejo,
cada vez más profundo e igualmente, cada vez más femenino. Laura Restrepo lleva a sus lectores de la mano de su pluma encantada por diversos mundos,
problemáticas y relaciones colombianas... haciéndole gustar y descubrir tradiciones,
momentos, sueños, encantos, retos y utopías de esta cultura nuestra, olvidada
en otros corredores distintos a los literarios o artísticos.
En 1993 publica Leopardo al Sol ,
novela muy bien recibida por la crítica, especialmente la crítica
extranjera, porque la verdad, en nuestro
país la narrativa de esta autora no ha recibido aún la atención que merece. En
esta obra la narradora se acerca con respeto, profundidad y fascinación al
mundo guajiro... ese mundo de tradiciones milenarias, implacables e inamovibles,
ese mundo de fidelidades a ultranza y de
violencias tormentosas. Esta novela nos regala una visión de un universo que
casi siempre nos es muy desconocido al resto de los colombianos/as.
De alguna manera Leopardo al Sol
pone en acto la legendaria dinámica Wayuu, descrita por Guerra Curvelo:
“La agresión o afrenta a un
inidividuo Wayuu, desencadena un estado de tensión social que bien puede
culminar en la compensación económica y el consecuente acuerdo entre las
partes, o en un prolongado enfrentamiento armado. Las unidades sociales y
políticas involucradas, inician el tránsito de un estado de tranquilidad, en el
que la vida cotidiana del grupo transcurre alrededor de la coordinación de las
tareas sociales y económicas habituales, hacia un estado de preparación de los
individuos para el conflicto” (3).
A través de los primos Barragán y Monsalve
asistimos a un momento clave de nuestra historia: aquel que de una manera u
otra vuelve a interesar a nuestros novelistas más recientes: ese momento en el
que se destruye un orden, en el que una tradición se hace pedazos, en el que
surgen rutas nuevas todavía muy oscuras y la moral tradicional queda pendiente
de hilos rotos. Momento que coincide en nuestro país con la penetración del
narcotráfico y su modo de vida, en
todos los estratos de la sociedad.
La maestría de Restrepo,
consiste precisamente en integrar en su ficción, en un universo convincente:
las tradiciones Wayuu, las dinámicas del narcotráfico y una parábola sobre el
destino colombiano, leído en clave del mito de Caín y Abel y de la maldición de
Caín.
Estas familias unidas no sólo
por los lazos de sangre, sino por la opción de vivir en comunidad de ideas,
cotidianeidad y sentimientos son las fieles guardianas de leyes ancestrales:
"Salvo que los niños Monsalve
eran verdes y los Barraganes amarillos no había diferencia entre ellos. Al
padre y al tío les decían papá, a la madre y a la tía les decían mamá, a
cualquier anciano le decían abuelo, y los adultos, sin hacer distingos entre
nietos hijos o sobrinos, los criaron a
todos revueltos, por docenas, en montonera, a punta de voluntad, higos y yuyos
secos..." (4).
Al iniciarse el relato esa
unidad se rompe, y una vez rota ya no se
puede recomponer más, es la maldición de la sangre, la maldición guajira, en
algunas cosas similar a la maldición gitana:
"Entre nosotros la sangre se
paga con sangre. Los Monsalve vengarán a
su muerto, tú pagarás con tu vida, tus hermanos los Barraganes harán lo propio
y la cadena no parará hasta el fin de los tiempos -rabia el anciano
encarnizado, fanático, decidido a no ceder antes las súplicas... Esta es una
tierra sin Dios ni evangelios, aquí sólo valen lo que dijeron los ancestros...
Nuestra única ley es la que escribe el viento en la arena y nuestra única justicia
es la que se cobra con la propia mano..."
(5).
Parece que sobre estas
tradiciones de venganzas mutuas -
hasta el fin de los tiempos - se escribió entera la historia de
Colombia.
La novela nos muestra
entonces cómo, a partir de este primer crimen -Caín que mata a Abel- el mundo
se derrumba y surgen nuevas leyes, nuevos juegos, nuevas posibilidades y
patrones de conducta alternos y radicalmente distintos. Rueda el oro, el
dinero... el desierto se convierte en ciudad, la costa se une con el centro....
y el poder, el ansia de poder, de dominio, de venganza... se instaura en el
corazón de las viejas tradiciones y familias.
No sólo se derriba un sueño
de hermanos y una vida apacible, conjuntamente con esta ruina, se cae hecho
pedazos el mundo patriarcal... Los
acontecimientos que señalan la huida de Alina Jericó, la muerte de Mani
Monsalve, y el nacimiento de ese hijo que, fruto del amor, debe cambiar el apellido para cortar la infinita
cadena de venganzas... ese hijo que nace en territorio neutral y moderno (un no-lugar,
en términos de la antropología moderna): un avión... nos anuncian
precisamente el fin de un universo y el surgimiento de otro. La desesperanza se
instaura, sin embargo, porque ese nuevo universo debe nacer en el exilio y
porque el futuro no se percibe muy claro.
Leopardo
al Sol , es una parábola del destino
colombiano en el que una violencia antigua y ancestral se enlaza con la
siguiente y la muerte entre hermanos se moderniza y se traslada a escenarios
distintos y novedosos, sin que se vislumbre en el horizonte la paz.
Un escenario muy distinto es
el que se dibuja y perfila en su siguiente novela: Dulce Compañía, premios Sor
Juana Inés de la Cruz
y Prix France Cultura. En esta obra
Restrepo logra combinar muy bien tradiciones y contradicciones de este país real-maravilloso en el que habitamos y nos habita. La novela en
su aparente simplicidad articula varios mundos: la vida desorganizada y sola de
una reportera de una revista light; las
angustias, dolores y privaciones de un barrio popular/marginado en Bogotá y el
mundo maravilloso y fantastico de los ángeles protectores y las adivinaciones
del futuro, propio tanto de la pre como de la postmodernidad.
El relato se instala en un
universo en el que se confunden fantasía y realidad, ángeles y demonios,
sueños/deseos y proyectos... Se trata de un mundo en el que todo cabe y en el
que todo es posible: la ingenuidad, la estupidez, la dulzura y ternura, la
violencia y manipulación. La vida del barrio Galilea, con sus luces y sombras, su escasez y búsqueda, su
religiosidad... desfila por las manos de la reportera y por las páginas de la
novela.
La reportera (narradora), en
la medida en que escribe se va encontrando a sí misma y va descubriendo un país
que ha marginado parajes muy valiosos de su geografía.
El lector / la lectora, son
llevados a través de una trama más o menos loca y extraordinaria, a las
reflexiones sobre el bien y el mal, que llegan en los cuadernos escritos o
dictados por el ángel o por Manuel. Pero que son en últimas los escritos
de Ara, la madre/mediadora de la palabra y la experiencia. Igualmente son invitados/as a repensar, reubicar,
revisar toda la tradición religiosa instaurada en la cultura popular:
nacimiento predestinado, virgen madre, mesías, crucifijo/crucifija, tradiciones
de purezas o impurezas...
En medio de todo este caótico
mundo de los milagros, apariciones, fantasías... se teje la vida del barrio, de
la migración, de la cárcel... todo ello con sus dolores y sus angustias. Se
construye con mucha claridad el destino de abandono y orfandad de las mujeres y
los niños en esta sociedad no sólo patriarcal, sino impune:
"El padre de mi hijo fue sólo
una sombra, me dijo. Salió una noche de la oscuridad sin cara ni nombre, me
tumbó al suelo y después se volvió humo... No me tuvo mucho tiempo, sólo el
necesario para hacerme un hijo. Yo acaba de cumplir trece y el padre mío me
tenía arreglado el matrimonio con un hombre rico, ya mayor que era dueño de un
camión. Por eso al Padre mío, la noticia no le gustó nada.
Primero quiso que no tuviera el niño
y me llevó donde una mujer que me dio de beber aguas amargas y me chuzó por
dentro con agujas de tejer... pero mi niño no quiso salir, y siguió creciendo
sin hacerle caso a la ira tremenda y a las malas amenazas que profería el padre
mío...
Me secaron la leche del pecho y ya
se llegó la hora de entregarme a ese señor. Pero el daño estaba hecho y él,
aunque viejo, se iba a dar cuenta, porque yo había perdido la virginidad. Que se
quería casar con una virgen que no conociera pecado, esa había sido su
condición..." (6).
La mujer, madre del ángel, no
logra nunca un verdadero espacio de libertad y pasa de ser manipulada por su
padre, a ser manipulada por el cura, por la beata que monta un negocio a su
costa, por su propio hijo... Los sueños de libertad que llega a impulsar su ángel, no la tocan y en medio de esa huida por los
montes, huida seudoépica, seudocómica, Ara se ve obligada a regresar al barrio,
para seguir haciendo frente a su cotidianeidad aún renunciando a ese hijo que
le había significado todo, pero que al final le fue robado definitivamente por
la locura.
En sus cuadernos sin embargo,
Ara se reencuentra con sus fuerzas más íntimas: una vida inconexa, ambigua,
oscura… un misterio por descifrar. <en sus cuadernos ella trata –como
Melquíades- de hallar las huellas de una ruta que le devuelva al hijo y al
mismo tiempo la retorne a un camino de mayor luminosidad y felicidad…
curiosamente encontrará esa huellas en los pasos de su pequeña nieta, que la
amarrará de nuevo a la posibilidad de un futuro.
La madurez de la escritora aparece
en un primer momento con LA NOVIA OSCURA. Novela de grandes proporciones
que constituye una obra abierta en el sentido que da Eco a este término. Se trata de
una novela
total, concepto planteado ya hace alguna décadas por Vargas Llosa,
quien al referirse a Cien Años de Sol edad,
habla de las características de la novela
de la totalidad, en estos términos:
"... creaciones demencialmente
ambiciosas que compiten con la realidad real de igual a igual, enfrentándole
una imagen de un vitalidad, vastedad y complejidad cualitativamente
equivalentes. (La novela total pretende...) describir una realidad total, enfrentar a la
realidad real una imagen que es su expresión y negación... (7).
En esta novela Laura Restrepo
culmina varios de los caminos iniciados en su narrativa anterior. En primer lugar
el proceso narrativo mismo, en el que perfecciona su manera propia de acceder a
la construcción novelística. Desde una investigación socio/histórica, la
narradora crea un universo ficcional, un
mundo posible (8), en el que interactúan, para decirlo igualmente, en
términos de Vargas Llosa, la verdad y la mentira. La novela se convierte entonces en una constante
reflexión sobre la escritura, sus posibilidades, sus cauces y sus límites:
"Hablo a tientas de todo esto,
porque a Sayonara no llegué a conocerla personalmente... (la
narradora se refiere a Todos los Santos, uno de los personajes más fuertes de
su obra) ... Con ella trabé una
amistad deliciosa en muchas tardes conversadas en el patio de la Olga , a la sombra de los
cauchos benjamines, y por eso sería absurdo llamar investigación, o reportaje o
novela, a lo que fue una fascinación de mi parte por unos seres y sus
circunstancias. Digamos que este libro nace de una cadena de mínimos secretos
revelados, que fueron deshojando uno a uno los días de Sayonara, buscando
llegar hasta la médula” (9).
Esa voz narrativa, nos lleva
de la mano y nos introduce a un mundo total, en el que la vida se anuncia, se
origina, crece y decae... para morir finalmente, entre el río y la ensoñación. En Tora
y en su espejo La Catunga se repite otra vez
el ciclo vital: Génesis/creación, inauguración de la vida, momentos cumbres,
presencia de la muerte, anuncio de lo que está por venir, consumación del
tiempo... como Macondo, Sayonara y su mundo se desvanecen en el aire, "... Espejismos. Ustedes sólo vieron
espejismos, que no son más que reverberaciones del deseo..." sentencia
Todos Los Santos, con su crudeza, al final de la obra. En medio de este
universo devorado por los sueños y por el deseo y la pasión, Todos los Santos
no es sólo la voz de la experiencia y la sabiduría, sino la voz de la realidad.
La Catunga, el barrio de las
prostitutas, funciona en la novela como un espejo de Tora:
“El espejo es una prótesis
absolutamente neutra y permite captar el estímulo visual allí donde el ojo no
podía alcanzar (frente al cuerpo propio, detrás de un ángulo, en una cavidad)
con la misma fuerza y evidencia...” (10).
El barrio de las putas
facilita entonces una conocimiento exhaustivo, desde adentro, desde los
interiores más íntimos, más ocultos...
tanto de Tora, como de la Petrolium Company , como del río... y en últimas,
una vez más, de la realidad del país, que es la que siempre está en juego en esta
autora. En este barrio, en el solar en el que las mujeres se encuentran: las
cosas, los acontecimientos y las personas son vistas desde el corazón y en una
radical desnudez.
Tora y La Catunga , son un universo
abierto en el cual se juegan relaciones
económicas, políticas, sociales, vecinales, de género, familiares... relaciones
que tejen y destejen los destinos de esos personajes que pueblan la novela y
que desde allí interpelan al lector y lectora sobre las suyas propias. La
Novia Oscura , es
además fundamentalmente una reflexión amplia y compleja sobre el amor. Sobre sus posibilidades, sus
angustias, sus soledades o desamores, sus goces... de una manera especial sobre
sus
límites.
En opinión de Sábato,
"La novela del siglo XX no sólo
da cuenta de una realidad más compleja y verdadera que la del siglo pasado,
sino que ha adquirido una dimensión metafísica que no tenía. La soledad, el
absurdo y la muerte, la esperanza y la desesperación, son temas perennes de
toda gran literatura. Pero es evidente que se ha necesitado esta crisis general
de la civilización para que adquieran su
terrible y desnuda vigencia... La novela de hoy, por ser la novela del hombre
en crisis, es la novela de esos grandes temas pascalianos..."
(11).
Esta novela nos enfrenta a
distintos tipos de amor y desamor: el familiar/materno, el fraternal/sororo, la
pasión y encuentro de los cuerpos, las identidades del alma, el amor entregado
incondicional, el amor de interés y de pago, la solidaridad incondicional, la
comunión de destinos y de dolores... el amor concreto de la cotidianeidad y el
día a día, el amor que consume y mata en su idealización. Igualmente a las
ausencias y faltas de todos estos amores, de todos estos deseos... a las
frustraciones, traiciones, olvidos...
Todos los Santos, Sayonara,
el Payanés, el médico... todas ellas/ellos nos muestran una cara distinta, una
característica específica de este camino no sólo totalizante, sino globalizante
del amor. Sayonara abandonada tanto por su madre, como por su padre… se busca a
sí misma como madre, para nutrir a sus hermanitas menores, se busca como
esposa para nutrir al hombre que la ama y la protege… en ambas búsquedas fracasa
y se entrega entonces a su sueño de amor: el payanés.
Y uno de los aspectos, a mi
juicio, más significativos de la obra es que todo este mundo, todas estas
reflexiones/vivencias, toda esta totalización,
nos llega a través de voces, evaluación y sensibilidades femeninas.
La mirada de género se ha ido construyendo en Laura Restrepo a lo largo
de todo su recorrido narrativo y en La Novia Oscura alcanza un primer momento muy
importante. Este mundo posible, es antes que nada un mundo de mujeres y para
mujeres... desde un oficio eminentemente femenino, la prostitución, se mira y
evalúa el resto del mundo. Esta visión genérica,
tiene que ver con la escogencia de un barrio de trabajadoras sexuales, como espejo
de Tora, porque como dice Marcela
Legarde:
"El papel de la prostituta es
en parte la exageración de las condiciones patriarcales de vida de la mayoría
de las mujeres. La esposa como la prostituta es mujer objeto, pero su
dependencia del hombre es directa, no pasa por el mercado" (12).
Las mujeres que vienen a La Catunga , traen consigo no
sólo la exclusión, sino su mirada
evaluativa sobre la sociedad, la mujer y el hombre.
No se trata a mi juicio, como
en ocasiones se ha dicho, en una especie de acusación a la autora, de una
exaltación de la prostitución, sino de una mirada femenina, que va más allá de las
evaluaciones morales y devela a la prostituta en toda su humanidad, historia,
complejidad, subjetividad. No se puede hablar de exaltación porque la obra deja
claro en todo momento que el camino hacia la prostitución es el camino del
hambre, del abandono, de la exclusión, del desamor…
Después de esta novela, Laura
Restrepo publica dos textos quizás más sencillos y de menos alcance, pero
igualmente universos de ficción muy bien logrados. Se trata de dos obras muy
diversas: La primera de un cierto aliento épico, quiere responder a una de las
demandas más dramáticas de la sociedad colombiana, el desplazamiento masivo. La
Multitud Errante , (2000)
recoge el clamor de las multitudes errantes del país (13).
La autora se refiere a su obra, en estos
términos:
"Es una
novela corta sobre el desplazamiento. En Colombia hoy en día tenemos
internamente más de dos millones de desplazados huyendo de un lugar a otro,
tratando de encontrar un lugar dónde asentar la vida. Y ese, yo creo, es
el gran drama del mundo contemporáneo... las hordas que andan buscando la
tierra prometida. Es también una historia de amor, un hombre que anda buscando
a una mujer que se ha refundido en el tráfago de la guerra y como trasfondo,
todo el drama humano del desplazamiento" (14).
Aunque la novela es corta y su narración es ligera, el universo
literario de Laura Restrepo, se amplia con la construcción colectiva de un
sujeto social masivo que recorre las carreteras de Colombia, en busca de un hogar sustituto. Igualmente con la
contundencia de dos de sus personajes centrales: La extranjera Ojos de
Agua (la narradora) y el líder
errante, siete por tres. Cada uno desde su rincón del mundo tejen un destino
que se libera en el amor.
El otro relato, más corto de
tono lírico e intimista, es, El Olor a
Rosas invisibles (15), una nouvelle
que una vez más, pone al descubierto, la capacidad de la autora para desnudar
el alma humana y sus caminos recónditos. Se trata de una historia de amor otoñal, en la que la autora pone en juego a tres
personajes: Ese ejecutivo, entrando a los sesenta, que siente que se le viene
el tiempo y la vejez encima, su alter ego o su yo más íntimo (¿?) el narrador que nos presenta los acontecimientos
y Eloísa que más bien llega como una sombra idealizada y en su ingenuo intento
de revivir un pasado demasiado remoto.
El relato es ante todo una
reflexión sobre el miedo a la vejez, personificado en este caso en un hombre
que decide desestabilizar un poco su vida, en aras de alejar por unos días de
su vida, la sombra de la vejez y de sus pérdidas. La autora, presenta a estos
dos amantes, que se vuelven a encontrar después de muchos años de vidas
separadas y paralelas, con una ternura cuidadosa que nos permite a los lectores
hacernos sus cómplices en esta su última aventura.
Con DELIRIO (16), obra ganadora del premio Alfaguara 2004, la autora da
un nuevo salto cualitativo. Con una
narración extraordinaria, en la que por medio de la confrontación y
complementación de un conjunto de voces y de puntos de vista, se teje y desteje
la historia central, Laura Restrepo construye esta vez, un universo ficcional
en el que colombianas y colombianas nos podemos mirar, descubrir y entender. En
la obra se entrecruzan la historia de una familia: la familia Londoño Portulinus
especialmente la de sus mujeres, con la historia de un país que se destruye y
se enloquece a sí mismo. La locura, un tema que en ocasiones anteriores se
había asomado a la obra de esta autora, se instala plenamente en el centro de
la narración.
La
lectura y descodificación de la novela puede abrirse en múltiples sentidos,
entre los cuales es difícil escoger una sola dirección. La obra acerca y
contrapone el mundo de la normalidad y
de la locura, el de la vida cotidiana
y las oportunidades perdidas, el de la ley del padre y la resistencia femenina,
el de la fidelidad y la traición... el mundo subjetivo, íntimo y familiar; el
social y el nacional. Nos encontramos de nuevo ante una obra abierta, en la perspectiva definida por Eco (17), cuya lectura
puede transitar por distintos caminos.
El
relato es llevado y desarrollado a partir de la historia de amor entre Aguilar y Agustina. A través de los protagonistas y de
los hechos que a su alrededor se gestan, los lectores tenemos acceso a
diferentes ambientes sociales y dinámicas del país. Esta historia de amor que
es la conduce la trama de la novela, nos muestra unos caminos de ternura y
capacidad de sacrificio en Aguilar, ese hombre medio fracasado, cuya vocación
por la literatura sucumbe ante las exigencias de la vida cotidiana.
El
eje central de la obra, presenta a través de los corredores de la locura, la
vida de una familia colombiana de clase media alta y a través de esta familia,
la vida misma del país que se nos enloqueció entre las manos, sin que logremos
encontrar o superar los hilos que condujeron a esa realidad. Agustina, víctima
de una dolencia que los siquiatras llaman bipolar,
cambia sus estados de ánimo, según se lo sugieren los juegos del tarot, el I Chig, o sus propias visiones.
La
locura misma de Agustina está muy bien trenzada en la novela, esta mujer
aislada en su delirio, nos evoca irremediablemente a esa otra loca de la literatura colombiana, la protagonista
de María entre los muertos de
Magdalena Fetty de Holguín (18). El Delirio,
señalado por la Enciclopedia Nacional
de Medicina, como una condición de
confusión severa, que implica letargo o agitación, con interrupción de la
atención, pensamiento desorganizado, cambios en la sensibilidad y percepción (19),
es la puerta de entrada tanto al relato como a la protagonista. Los
lectores y lectoras conocemos a Agustina, en medio de un de una de sus crisis, pero llegamos a ella a través de otras varias
miradas que nos van dando una información más completa de la dolencia y las circunstancias que la aquejan.
Aguilar,
desesperado, no tiene otro remedio que decirse a sí mismo: Mi mujer está loca... Pero a su vez, no deja de pensar en la
posibilidad de reencontrarla, porque: "Lo
que pasa tía Sofi es que cuando Agustina está bien, es una mujer tan
excepcional, tan encantadora, que a mí se me borran de la mente las demasiadas
veces que ha estado mal". Cuando vemos/leemos/escuchamos que Agustina
pasa sin solución de continuidad de la depresión a la euforia, comprendemos
otros aspectos de su mal:
"Típicamente el paciente bipolar experimenta a
lo largo de su vida periodos de salud y de enfermedad. La enfermedad la sufre
en forma de episodios en los que, o bien su humor se exalta y el paciente se
encuentra eufórico y con gran vitalidad (es lo que llamamos episodio maníaco),
o bien se deprime y entristece, dando la sensación de estar falto de energía
(entonces decimos que está sufriendo un episodio depresivo) (20).
A
partir de este episodio de desajuste más fuerte que los anteriores, el relato
rastrea los caminos que nos conducen hasta ese pequeño apartamento en el que
esta mujer padece su calvario. Encontramos que Agustina está atravesada por
varios legados como ella misma dice.
Su tía abuela y su abuelo materno,
quienes terminan en el suicido, para calmar sus infiernos interiores.
Tanto
en el caso de Isle, la tía abuela,
como en el de Agustina, los aportes de Marcela Legarde, pueden de nuevo
iluminarnos:
"Es evidente que las diversas locuras surgen
como producto de las dificultades de los sujetos para vivir a partir de
contradicciones no reconocidas como tales, y que los desbordan. Estas les imponen límites y restricciones y desde
luego un sinfín de impedimentos para cumplir con aquellos deberes estipulados
social e ideológicamente en los estereotipos de identidad.
Las dificultades para vivir en el marco de contradicciones no enunciadas, surgen
también de la interpretación del mundo que asegura que la impotencia al cumplir
con los ideales es responsabilidad del individuo frente a una sociedad, que
hipoteticamente le da opciones. Los sujetos enfrentan crisis desestructuradoras
también, cuando por su voluntad o sin ella indagan opciones diferentes a la
norma, o cuando sobre sale en su particular modo de vida el lado negativo de su
existencia" (21).
Uno
de los núcleos de la narración, lo constituye el momento en que se desencadena
en la protagonista esta crisis dormida, de raíces profundas. La escena en que
su madre impone silencio y engaño ante las enormes contradicciones que
atraviesan la vida familia, es una de las claves del rompecabezas de la
obra. Cuando la tía huye de este escenario, alcanza a
vislumbrar a Agustina de rodillas, quizás en lo que habría sido su primer escape ante la realidad que la atormenta
y aplasta, pero ante la cual ella aún no es capaz de hallar una salida. Su único cómplice, Bichi, su hermano menor, al romper el secreto ha cortado las
posibilidades de continuar compartiendo la palabra y los secretos y con ello ha
roto las posibilidades de discurso y comunicación en Agustina, la ha
precipitado a la sin - razón.
Esta
escena de la novela, que la narración parte en tres voces y/o puntos de vista,
primero para dosificar ante la curiosidad del lector la información y segundo,
para complejizarla, me resulta verdaderamente magistral. En la familia Londoño
Portulinus , se ha vivido y se vive bajo la rígida Ley del
Padre: doble moral, engaños y
autoengaños, ausencia de diálogo (que los abuelos suplen con sus diarios secretos), roles genéricos bien
delimitados, sexualidad reprimida y ocultada. Esa ley del padre, va a cobrar
sus arbitrariedades y atropellos, en casi todos los y las implicados en la vida
familiar.
En
ese momento cumbre, Bichi, el hermano
menor (es decir, el que no es el heredero), el que no se adaptó... quiere
restaurar las cosas, derrotando al padre en su vileza, en su injusticia y
prepotencia, pero sobre todo en su engaño falaz. Este hermano menor,
quiere restaurar el derecho de su madre, quiere develar los secretos que
mantienen el poder, para establecer otras reglas de juego que sitúen a su madre
en el lugar que le ha sido robado, por el padre y por el hijo mayor (el
primogénito). Sin embargo es ella, la
madre/mujer anulada y rota, la que exige continuar la vida bajo la ley del
padre.
Cuando
Eugenia impone silencio, se está
derrotando a sí misma y a sus dos hijos menores, Agustina tiene conciencia de
ello y sabe que es inútil, que no van a
sellar el pacto con la madre:
"Debemos tener presente que el intercambio
lingüístico no es reductible al intercambio entre hablantes, siempre es también
intercambio - más o menos logrado, pero siempre buscado de algún modo- entre
palabra y experiencia...
"La ética de la comunicación y otras operaciones
introducen la ley en un ámbito que por
su naturaleza pertenece al orden simbólico de la madre... La palabra
separada de su matriz se seca...
"De este modo el mundo decible en virtud de la
lengua materna es sustituido por el
mundo de la experiencia convencional, decible según reglas convencionales... aquel
está en correspondencia con la lengua viva y puede desarrollarse por sí mismo,
mientas que este es fijo y sólo cambia cuando se tiene el poder de manipular
sus reglas" (22).
En
este momento clave, salen de la familia, Sofi y el Bichi, porque la ley del
padre y del hermano mayor han triunfado definitivamente y los expulsa. Agustina
permanece en la ambivalencia de convivir, ya sin refugio, en un universo que
rechaza desde lo más profundo de su ser. En un universo que no acepta y que por tanto la empuja a
la locura.
En
los ires y venires de esta familia, encontramos igualmente las claves para
entender mucho de lo que nos pasa como país y como sociedad. Esa doble moral
que impone el silencio a los hijos que han querido romper la ley del padre y
restaurar el equilibro, impone igualmente en el juego social que las familias de
bien, mantengan sus tradiciones y costumbres, aunque estén sostenidas con
un dinero de origen oscuro, del cual no es posible reconocer sus huellas: no
importa de dónde provenga el dinero, lo que importa es que si es dinero del
crimen, de la muerte, de la injusticia... esto permanezca en la sombra, en el
secreto, oculto tras los grandes armarios de las haciendas del prestigio
familiar.
El
hermano mayor (el primogénito) es el encargado de continuar el orden, el
elegido para perpetuar el apellido y las conquistas de la raza del padre. Los
herederos de la locura que llegó de Alemania, los que han roto con las normas
de conducta establecida: el homosexual y la loca... esos, igual que la tía
transgresora, deben permanecer al margen y en silencio, de lo contrario deben
ser expulsados. No es ni siquiera problema de actuaciones, es problema de
palabra, es la ley del silencio la que se impone. Y con el silencio, el sin
sentido. Por ello - como los colombianos y colombianas - la expresión de
Agustina es delirante... y el
delirio, uno de los personajes de la novela lo dice claramente, no tiene memoria. A Agustina y al Bichi
se les ha robado su palabra y para recobrarla, él se va del país y ella se
refugia en una palabra pronunciada desde la locura, una palabra delirante.
Agustina,
no puede romper con su padre, está presa
- cautiva de él. La niña, se pasó mendigando la atención
paterna y su vida giraba en torno a la
hora nona en la cual él le concedía la gracia de llevarla a acompañarlo a
cerrar la casa. Esto
va logrando en la protagonista una división aberrante entre el adentro y el
afuera: El adentro, es el refugio en los brazos del padre (nunca de la madre) y
el afuera es el horror multiplicado:
"Va creciendo el número de los seres dañinos
contra los que debemos protegernos, los leprosos de Agua de Dios, los
fancotiradores del nueve de abril, los estudiantes con la cabeza rota y llena
de sangre, y sobre todo la chusma enguerrillada que se tomó a Sasaima y que
mato al abuelo Portulinus madre ? Al abuelo Portulinus lo mató la chusma
?" (23).
En
la conciencia de la niña, las enfermedades infecto contagiosas, las desgracias
familiares y los conflictos sociales del país, se mezclan y confunden,
retroalimentándose y causándose mutuamente... generando igualmente confusión en
la salidas posibles o imposibles. Las imágenes se mezclan igual a cómo se
mezclan en la televisión de hoy, sin que se puedan establecer los necesarios
límites.
El
cautiverio de Agustina respecto a su padre, se pone en evidencia principalmente
en su primera juventud, en la cual, la búsqueda de hombres está ligada
directamente a la consecución de la atención paterna. Ella conoce infinitas velas (en su propia expresión), haciendo tiempo
para lograr el enojo de su progenitor. Cristiane Olivier, nos da pistas
certeras en los estudio Los Hijos de
Yocasta, para comprender la evolución de esta adolescente/joven:
"La falta de la mirada paterna en los primeros
tiempos parece inscribirse en la niña en forma de angustia sexual, como duda
identificadora siempre a colmar, siempre a reparar, mediante otra mirada en la edad adulta.
Qué mujer sería capaz de pretender que le resulta
indiferente la mirada que se posa sobre
ella ? Ya sea percibida como
estructuradora o como aniquiladora, la mujer logra muy difícilmente sustraerse
al orbe de la mirada externa, en particular la del hombre" (24).
Qué
nos dice al final la obra, sobre el destino de la gentes que habitan o
habitamos, este universo delirante ? Cuando la protagonista regresa de su
delirio aparentemente olvida todo lo que ha ocurrido durante él, la pregunta de
los lectores es: ella nos ha acompañado por ese recorrido por su vida e
infancia, por los diarios de los abuelos ? Su conversación con el Midas
McAlister, es un indicio de que ella ha realizado el recorrido completo ? En
este sentido la propuesta novelística permanece abierta... la corbata roja podemos percibirla como un signo de esperanza ? o
su dolencia cíclica terminará por sumirla en una locura definitiva ?
Por
otro lado, Aguilar constituye otra propuesta en este cuadro de caminos
cerrados. Aguilar renuncia incluso a su propia vocación y profesión, para
entregar su vida a cuidar a Agustina, desde el amor y la ternura. Aguilar
teje su vida cotidiana desde una opción de solidaridad radical, como otros
personajes de las novelas de Restrepo. En ese mundo en el que Midas McAlister
nos lleva a la sin salida del país y en el que Agustina nos lleva igualmente a
los callejones sin salida de nuestra locura social, Aguilar se la juega toda y
se empeña, en una espera de la salida definitiva de las sucesivas crisis.
Con
este protagonista, Restrepo logra construir esa propuesta de amor totalizador, que le preocupa –como ella misma lo ha
expresado- construir al interior de sus mundos novelísticos:
Una novela que yo admiro es la historia de amor en La Muerte del
Estratega, de Alvaro Mutis. Leyendo La Muerte del Estratega, como también otras
historias de amor, como también otras historias de amor que conmueven a los
largo de la historia de la literatura, se puede deducir otro elemento clave: el
amor es un asunto de vida o muerte, de lo contrario es débil como historia. Es
decir, o se ama o no se ama, y si se ama, la vida es posible, y si no se ama,
es la muerte. Lo
que está allí, es el todo por el todo y el sentido mismo de la existencia. Es el
hecho de poder amar, lo que define que la existencia tenga o no sentido (25).
Ese amor loco de Aguilar por Agustina, amor sin
horizontes claros porque la inestabilidad de el objeto de amor, no
permite pensar en ninguna salida,
sólo podía tener un final cursi, como
es el detalle de la corbata roja. Porque en este cuadro final de DELIRIO, Laura Restrepo logra poner en acto, su particular concepción
de los cursi:
“Qué es la cursilería ? Lo contrario al buen gusto. La cantidad de cosas
que la gente hace por ser de buen gusto y no ser tachada de cursi y de loba es
infinita. Es mucho lo que se sacrifica en ese intento por el buen gusto. Me da
la impresión de que en este principio de siglo, unas de las víctimas
principales de los que tanto se preocupan por no incurrir en el mal gusto son
el entusiasmo y precisamente el amor. Parecería que cualquier cosa que
suscitara un exceso de creencia, de esperanza, de pasión, cualquier cosa que
nos entusiasmara , cualquier cosa que nos llevara a decir “yo creo”, “yo estoy
convencido”, “yo amo”, automáticamente queda considerada de mal gusto. Entonces
esa categoría de lo cursi, del mal gusto, me
parece pavorosa… Pienso que hay que tener los ojos abiertos y estar alerta
para no dejarnos ganar por todo el descreimiento que viene detrás de esta pose
de buen gusto” (26).
En estas palabras, hechas conversación en el año
2004, el mismo en el que Laura Restrepo publica DELIRIO, ponen de
manifiesto, que con Aguilar, la autora, constructora de la propuesta de un mundo social, quiere
encarnar su preocupación (obsesión ?), por una pasión que dé sentido a la vida.
Aguilar
se convierte al interior del caos, en una propuesta de esperanza, en una luz al otro lado. Laura Restrepo ha
logrado con esta novela, no sólo una magnifica literatura en la cual el placer
de leer se intensifica, sino una parábola que nos ayuda a comprendernos,
atrapados y atrapadas como estamos en tantas redes invisibles que no permiten
nuestro acceso a una palabra reveladora de sentidos y horizontes. Una palabra
que puede guiarnos en medio de la oscuridad, hacia una cultura diferente y
alternativa.
NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA.
(1) He realizado una lectura más amplia de este
texto en:
GUERRAS
Y PAZ EN COLOMBIA. LAS MUJERES ESCRIBEN
Premio Casa de las Américas 2004
Edición, Casa de las Américas – La
Habana 2005
(2) Diddier Anzieu y
Jacques-Yves Martín:
Editorial Kapeluz, Buenos Aires – 1971
(Pág. 91)
(3) Weildler Guerra Curvelo:
Premios Nacional de Cultura, Bogotá
2001 (Pág. 111)
(4) Laura Restrepo:
LEOPARDO AL SOL
Norma, Bogotá 2000 (Tercera Edición) (pág. 23)
(5) Obra citada (Pág.
(6) Laura Restrepo:
DULCE COMPAÑÍA
Norma, Bogota 1999
(Segunda Edición) (Pág. 46)
(7) Mario Vargas Llosa:
GARCÍA MARQUEZ, HISTORIA DE UN DEICIDIO
Barral Editores,
Barcelona 1971 (Pág. 479)
(8) Umberto Eco, LECTOR IN FÁBULA
(9 ) Laura Restrepo:
Norma, Bogotá 1999
(Pág. 157)
(10) Umberto Eco:
DE LOS ESPEJOS Y OTROS ENSAYOS
Lumen, Barcelona
1988 (Pág. 19)
(11) Ernesto Sábato,
entrevista con Fernando Alegría, en:
LOS NOVELISTAS
COMO CRÍTICOS
Fondo de Cultura Económica de Méjico, 1991
(Pág. 589)
(12) Marcela Legarde:
LOS CAUTIVERIOS DE LAS MUJERES, Madresposas, monjas,
putas, presas y locas.
Universidad
Nacional Autónoma de Méjico, Méjico 1997 (Pág. 587)
(13) Laura Restrepo:
Planeta, Bogotá 2001
(14) Juan Fernando Merino:
LAURA
RESTREPO O LA
INDAGACIÓN PERMANENTE
Entrevista con la escritora, Manhattan
- Cronopios - Agencia de Prensa
Mayo de 2003
(15) Laura Restrepo:
OLOR A ROSAS INVISIBLES
Editorial
Suramericana, Buenos Aires - 2002
(16)
Laura Restrepo:
DELIRIO
Alafaguara - Madrod 2004
(17)
Umberto Eco:
Ariel,
Barcelona 1984
(18)
Magdalena Fetty de Holguín:
MARÍA ENTRE LOS MUERTOS
Editorial
Antares, Bogotá 1964
(19)
Datos tomados de:
Enciclopedia de la Biblioteca Nacional
de Medicina de los Estado Unidos y los
Institutos Nacionales de Salud
Pagina WEB
(20)
Consejo de la
Generalitat Valenciana :
EL TRASTORNO BIPOLAR, UNA GUÍA PARA
FAMILIARES Y PACIENTES, Página 13
Valencia -
España (Sin fecha).
(21)
Marcela Legarde:
LOS
CAUTIVERIOS DE LAS MUJERES, obra
citada (Página 700).
(22)
Luisa Muraró:
EL ORDEN SIMBÓLICO DE LA MADRE , (Página 79)
Editorial
horas y HORAS - Madrid, 1994
(23)
Laura Restrepo: DELIRIO, citada.
(24)
Christiane Olivier:
LOS HIJOS DE YOCASTA, LAS HUELLAS DE LA MADRE
Fondo de
Cultura Económica - Méjico 2004
(25)
Laura Restrepo y Rosa Montero, UNA DE LAS
VÍSTIMAS DE ESTOS TIEMPOS ES EL AMOR. LO QUE NOS ENTUASIASMA RESULTA CURSI, Conversación. En:
GRANDES
CONVERSACIONES, GRANDES PROTAGONISTAS.
Selección y Edición de María Elvira Bonilla
Grupo Editorial Norma, Bogotá -2005
(Pág. 110)
(26)
Obra citada, (Pág. 113)
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