LA NARRATIVA FEMENINA EN COLOMBIA....UNA GENEALOGÍA DE LA ESCRITURA
DE MUJERES
Mery Cruz Calvo
En 1992 Carmiña Navia Velasco publicó La mujer protagonista en la narrativa colombiana; en el preámbulo nos anuncia que ha estudiado solamente algunas figuras femeninas de novelas escritas por hombres o mujeres. Reconoce que le queda pendiente una deuda con el futuro y con la narrativa nacional:
"Además hay una segunda posible y necesaria
complementación: las protagonistas salidas de "mano" (sueño y
frustraciones) femeninas. Es decir, las hijas de Flor Romero, de Soledad Acosta
de Samper, los relatos de y sobre María Cano, las mujeres de Marvel Moreno...
Otro día se hará"
Y ese día ha llegado con el nuevo libro de Carmiña Navia, La
narrativa femenina en Colombia, no sin antes recordar que a la profesora e
investigadora la antecede una producción bibliográfica que ha quedado
registrada en antologías poéticas, revistas y libros donde a través de
diferentes etapas de su labor académica, despliega preocupaciones por la ciudad
y los barrios populares, el trabajo cultural popular, los estudios bíblicos; en
el plano literario muestra una clara
preferencia por la poética y la narrativa latinoamericana y colombiana, dejando
sus aportes no solamente en diversas
publicaciones sino en las aulas de clase de la Universidad del Valle.
En los últimos años sus reflexiones se han centrado en las mujeres, en
particular en los estudios de género y crítica literaria feminista. El Premio
Casa de las Américas que se le otorgó a Carmiña Navia en 2004 por su ensayo
Guerra y paz en Colombia: las mujeres escriben, lo
podemos interpretar como un reconocimiento a la labor de
toda una vida, de madurez intelectual y aportes a la comunidad, especialmente
de Cali y Colombia.
La narrativa femenina en Colombia se inscribe entonces, en
un discurso que ha ido tejiendo en su labor intelectual la profesora Navia,
pero que simultáneamente se encuentra con otros discursos de mujeres que se han
dado a la tarea de sacar del anonimato, del silencio y ostracismo la escritura
de mujeres que en medio de las más adversas circunstancias, escriben y publican
en el país y el continente.
Este libro se inicia con una afirmación: "Las mujeres
siempre han escrito en Colombia, pero falta una evaluación sobre sus
aportes" Esta afirmación es significativa porque marca un punto de partida
y llegada que la misma autora delimita: "Nos
detendremos más explícitamente en las novelas que a lo largo
del siglo XIX y XX, muestren mejor una propuesta literaria femenina más
acabada, o se inserten o aporten con mayor decisión en los debates
nacionales" (5) Recorrido que se abre presentando su opinión sobre la
crítica literaria que no ha reconocido la
producción femenina y donde
encuentra una exclusión de género. Pero Carmiña Navia no se
queda en la denuncia, sino que plantea buscar una nueva escala de valores para
acercarnos a las obras de las escritoras. Y es el trabajo que a continuación va
a desarrollar en La narrativa femenina en Colombia. Para quienes somos maestros/as
en cualquier grado de la escolaridad, es muy importante saber el lugar desde
donde ejercemos nuestra labor pedagógico, a ese lugar lo denominamos modelos o
enfoques pedagógicos. Carmiña Navia se instala en un
lugar existencial, vital: el de la mirada femenina, de la
mujer y con las mujeres.
El texto está dividido en cinco partes. El periplo es amplio
y significativo. Dos siglos de producción literaria, que dan cuenta de obras de
17 narradoras colombianas. Algunos de sus nombres son hoy altamente significativos
para la formación discursiva de la literatura nacional: Soledad Acosta, Elisa
Mújica, Alba Lucía Ángel y Laura Restrepo.
Carmiña Navia abre el primer capítulo, El grupo del siglo
XIX. Soledad Acosta, con varias preguntas, no pretendo detenerme en ellas, pero
sí quiero señalar un estilo en la escritura: la pregunta como estímulo para la
investigación, la indagación sobre lo que se ha querido ocultar y silenciar...
y que aún hoy por todos los medios se quiere negar. La
Centro Virtual Isaacs http://dintev.univalle.edu.co/cvisaacs
Potenciado por Joomla! Generado: 22 May, 2012, 18:42profesora Navia se hace
muchas preguntas en este ensayo y nos da varias respuestas. Por ejemplo, sus
indagaciones resaltan la importancia de las publicaciones del siglo XIX para que se gestara una sujeto
femenina lectora y escritora, como es el caso de Herminia Gómez Jaime y
Evanjelista Correa de Rincón Soler. Sus
novelas son analizadas exhaustivamente en este estudio, que descubre un mundo
femenino en que las voces protagonistas denuncian sus cautiverios, buscando
afirmación en un mundo patriarcal. Pero es indudable que la figura de Soledad
Acosta se erige en símbolo de las mujeres intelectuales del siglo XIX en
Colombia. Su vida, estudios, desempeño en varios campos, su frenética actividad
con la escritura y especialmente con la novela, hacen de esta mujer un
referente obligado para
revisar los aportes de las mujeres colombianas a la construcción de identidades y
representaciones. Sobre su novela más representativa, Dolores, nos dice Carmiña
Navia:
"Dolores no se aleja de otras propuestas novelísticas
de ese momento: la vida de la mujer es imposible, en este paradigma patriarcal,
por distintos caminos, el único destino de las protagonistas nacionales es la
muerte prematura:
Manuela, María, Tránsito" (40)
El siglo XIX es el momento de la creación y consolidación de
los estados nacionales de las repúblicas recientemente independizadas de
España. Este proyecto político, social,
cultural y simbólico es cuestionado, pero al mismo tiempo vitalizado por la
escritura de estas artistas que lanzan preguntas y sospechas sobre el mundo que
les toco en suerte.
La mujer ingresa al siglo XX en un panorama desfavorable
para sus búsquedas de reconocimiento en la sociedad. El proyecto de La Regeneración ha
triunfado en el escenario nacional, con la tarea de reconstruir al país desde
la fe católica y
principios conservadores; pero a pesar de esto la mujer
continúa escribiendo, es la reiteración de Carmiña Navia en el capítulo,
Primera mitad del siglo XX: Catalina de Elisa Mújica. Sobre este período nos
dice: "Un elemento común a la escritura femenina de la primera mitad del
siglo XX en Colombia, es la focalización clara e insistente en la mujer, en sus
condiciones, límites y posibilidades, en su realidad, en sus sentimientos"
(55) Es así como un grupo de escritoras
van construyendo una tradición discursiva, donde miran el mundo a través de
relatos como Sin el calor del nido de María
Cárdenas Roa y Marsolaire de Amira de la Rosa. La escritura se
presenta como una posibilidad de salvación para las mujeres, especialmente
aquellas de las clases altas y medias que se educaron y viajaron. En este
capítulo, la profesora Navia, demuestra los diversos caminos y experiencias de
la escritura femenina, las historias hablan de la locura o la enfermedad, pero
en todo caso es una literatura que busca la afirmación. Se detiene en la novela
Catalina de Elisa Mújica, calificando la historia de la protagonista como la
del desamor, la experiencia del matrimonio como un CAUTIVERIO, esta categoría
la recoge la profesora del libro Los cautiverios de las mujeres: madresposas,
monjas, putas, presas y locas de Marcela Legarde. Gran parte del ensayo de
Carmiña Navia va a establecer un diálogo con las reflexiones de este texto; es
así como tenemos un cruce de discursos sociológicos-antropológicos desde una
perspectiva de género con narrativa femenina y crítica literaria feminista. La
escritura de las mujeres de la primera mitad del siglo XX es calificada como
testimonial y de denuncia, aún son casos aislados y privilegiados que van
abonando el campo parala irrupción novelística de las escritoras posteriores.
La década de los 60 trae cambios radicales en el
pensamiento, la cultura y la mujer. Estos cambios en relación con la escritura
femenina son el tema de análisis del tercer capítulo de La narrativa femenina en Colombia. La
profesora Navia constata que el quehacer literario de las mujeres pierde su
carácter de hecho aislado, privilegiado y comienza a convertirse en una
manifestación orgánica. Presenta un análisis detenido y cuidadoso de la obra
narrativa de Alba Lucía Ángel. Destacando las novelas Estaba la pájara pinta
sentada en el verde limón y Misiá Señora; como trabajos innovadores, donde la
mujer escritora se desgarra a través de las protagonistas y sus historias de
cautiverios. La escritura así es una posibilidad de rebeldía y resistencia,
donde a veces la locura de las protagonistas se convierte en un refugio. Otras
escritoras mencionadas son Fanny Buitrago con Los amores de Afrodita y María
Helena Uribe con Reptil
en el tiempo. Todas estas escrituras quieren indagar y
construir identidades femeninas. Nos dice Carmiña Navia: "A lo largo de la
década de los 80, las narradoras colombianas continúan deconstruyendo el mundo
patriarcal y su funcionamiento en la familia, en las relaciones de pareja y en
la religión" (100)
En el filo del siglo. NUEVAS IDENTIDADES se titula el cuarto
capítulo que va señalando un cierre de la narrativa femenina en Colombia. Es
claro que en este aparte Carmiña Navia ha dividido en dos grupos a las
escritoras de finales del siglo XX. De un lado se retoman los nombres de Fanny
Buitrago y Alba Lucía Ángel, la primera con una palabra literaria que capta y
devela el ritmo del cuerpo femenino en sus novelas Señora de la Miel y Bello Animal. La
segunda con una obra que es calificada como "un caminar en clave
femenina" (116). En este grupo también se coloca la producción de la
barranquillera Marvel Moreno, su ficción muestra una preocupación por el
destino femenino tal parece que fuera una maldición en el sistema patriarcal;
para las protagonistas de En diciembre llegaban las brisas el amor es un
imposible. Estas tres escritoras poseen una obra que podemos calificar como
"acabada" y "madura", siendo objeto de varios estudios por
la crítica del país y del extranjero.
Centro Virtual Isaacs
http://dintev.univalle.edu.co/cvisaacs Potenciado por
Joomla! Generado: 22 May, 2012, 18:42A su lado estaría un grupo de narradoras
contemporáneas: Ana María Jaramillo, Carmen Cecilia Suárez, Consuelo Triviño y
Ángela Becerra; Carmiña Navia considera que aún es pronto para evaluar su
escritura. Pero a renglón seguido se ocupa de sus producciones en las que
encuentra recreaciones y evaluaciones de etapas de nuestra historia, pasando
por una comprensión poética del deseo y el amor, hasta llegar a la mirada del
mundo cotidiano de las mujeres de clase media y popular que se debaten en medio
de penurias y en existencias donde campea la soledad.
Para el cierre definitivo del ensayo, Carmiña Navia escoge a
Laura Restrepo y su universo literario, no podría ser de otra manera ya que en
sus análisis sobre las mujeres escritoras de Colombia y Latinoamérica, la
profesora siempre hace
referencia a su obra ficcional. Con un seguimiento
exhaustivo de toda su trayectoria periodística y narrativa, va
rebelándonos los saltos cualitativos de
un trabajo literario e investigativo que posee títulos tan significativos para
nuestra tradición literaria, como Historia de un entusiasmo, Leopardo al sol,
La novia oscura y Delirio. La profesora Navia demuestra la madurez en la
escritura de Laura Restrepo en su proceso de evolución: es una mujer que ha
tomado la pluma para decir su palabra sobre la guerra, particularmente sobre
los acuerdos de paz suscritos en los
años 80, hay que tener en cuenta que fue protagonista de esta coyuntura. Ya en
el campo estrictamente de la ficción, por decirlo de alguna manera, se resalta
una producción extensa que hace búsquedas estrechamente relacionadas con nuestras
realidades nacionales y donde tienen un papel principal los mundos femeninos ya
sea que estén atravesados por la
violencia nacional, intrafamiliar, la prostitución o la
locura. Con propuestas estéticas que se convierten en posibilidades éticas de
"amor totalizador", de esperanzas, esta escritora compone un mundo
con una clara visión de género.
Ya para cerrar quisiera compartir unas últimas reflexiones
que me asaltan. La narrativa femenina en Colombia estoy segura que se va a
convertir en un libro de consulta obligada para quienes investigamos sobre la
escritura de las mujeres y máxime cuando Carmiña Navia es la hacedora de este
tipo de acercamientos en la
Escuela de Estudios
Literarios de la Universidad del Valle. Hoy en día hay una
cantidad significativa de estudiantes de pregrado y postgrado elaborando
monografías y tesis sobre estas temáticas. Pero esto es una cara de lo que
representa no sólo esta obra de
Carmiña Navia sino toda su trayectoria investigativa y
académica. Considero que Carmiña Navia es un símbolo de una intelectual que escasea en nuestros
medios. Ella es la demostración de cómo tender puentes entre la academia y la
sociedad. Lo anterior queda demostrado en su labor pedagógica que no se limita
al ambiente universitario, sino que tiene otros escenarios especialmente en los
sectores populares y en el trabajo con las mujeres. En medio de una realidad
cultural nacional, centralista, clasista y patriarcal, Carmiña Navia desde su hacer intelectual y
pedagógico rompe con
esta tradición.
No puedo terminar esta presentación sin reconocer y resaltar
el estilo en la escritura de la profesora Carmiña Navia, su transparencia y
fluidez hacen una combinación perfecta con la profundidad de sus reflexiones;
cree en lo que escribe y es consecuente... ha encontrado su palabra propia.
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