LA ESCRITURA ENSAYÍSTICA DE CARMIÑA NAVIA VELASCO
Et ce dire n'est pas plus <homme>que
<femme>,il ne se généralisepas, il est spécifique et incomparable;et,
comme tel, seulement, une innovation,un apport éventuel à une civilization lucide
et consciente de ses contraintes sans nouveaux totalitarismes", (1)
Julia Kristeva.
El metódico y sostenido trabajo investigativo de
Carmiña Navia Velasco -en los campos literario y cultural- se formaliza,
primero, en los años ochenta, con la publicación de los libros Mario Benedetti:
Una aproximación crítica,1983; Judith, relato feminista en la Biblia , 1988; y La carta de
Santiago, 1989; (2) y, en los noventa con La mujer protagonista en la
narrativa colombiana, 1992; El Dios que nos revelan las mujeres,
1998; y La nueva Jerusalén femenina, 1999.
La mujer protagonista en la
narrativa colombiana, (3) volumen sobre el cual haremos referencia de
manera inicial, tiene como objeto de estudio un significativo conjunto
-tradicional a la vez que novedoso- de obras narrativas de los siglos XIX y XX
en Colombia, y como contextos histórico, sociocultural y literario, las
sociedades colombiana y latinoamericanas.
Las discursividades de los
campos (4) literario e historiográfico son abordadas aquí en una perspectiva
dialógica -dialógica y crítica, como se verá-, ello, en la medida en que tanto
en el siglo XIX de la
Independencia y la República como en el siglo XX de nuestra
"modernidad tardía", (5) se establecerían entre dichas
discursividades ciertos tipos de relaciones y determinaciones de poder
patriarcal y/o masculino -transtextuales e intertextuales, enunciativas y
narrativas, en y a través de sujetos históricos específicos en su lenguaje
literario -vis-à-vis de los procesos sociales de la mujer colombiana y
latinoamericana y la construcción ficcional de personajes femeninos en nuestras
literaturas.
En efecto, las sociedades
colombiana y latinoamericanas, histórica, política, económica, cultural,
literariamente..., estarían fundamentadas en el poder, la ley y el orden
patriarcales, masculinos. Un orden (6) cuya fuerza, al decir del sociólogo
Pierre Bourdieu: "se aprecia en el hecho que aquel no requiere
justificación: la visión androcéntrica se impone como neutra y no tiene
necesidad de enunciarse en discursividades que apuntan a legitimarla". Y
complementa, al estudiar sociedades tradicionales (como la Kabila ): "El orden
social funciona como una inmensa máquina simbólica tendiente a ratificar la
dominación masculina, dominación sobre la cual se funda: es la división sexual
del trabajo, distribución asaz estricta de las actividades impartidas a cada
uno de los sexos, su lugar, su momento, sus instrumentos; es la estructura del
espacio, con su oposición entre el lugar de reunión o de mercado, reservado a
los hombres, y la casa, reservada a las mujeres, o bien, al interior de
aquella, entre la parte masculina, en el hogar, y la parte femenina, con el
establo, el agua y los vegetales; es la estructura del tiempo, jornada, año
agrario o ciclo de vida, con sus momentos de ruptura -masculinos-, y los largos
períodos de gestación -femeninos-."(7)
En América Hispana, en
Colombia, el orden social histórico que funcionaría como "una inmensa
máquina simbólica tendiente a ratificar la dominación masculina sobre la cual
se fundamenta", tendría su origen en la denominada -por el
ensayista Angel Rama- ciudad letrada, y luego, escrituraria, a su vez
concebida por el absolutismo español en la conjunción o conjugación del trono y
la tiara, para el continente americano: "El orden debe quedar estatuido
antes de que la ciudad exista, para así impedir todo futuro desorden" (8).
Así, lo que primero se estatuye es la inmensa "máquina
simbólica", un topos urbano virtual pensado y diseñado por el poder y su
discursividad absolutistas españoles, "para que la distribución del
espacio urbano asegure y conserve la forma social", es decir, la ciudad de
los signos a partir del diagrama y la cuadrícula semióticos (9) (..."en
los cuales la realidad es absorbida por los signos...") centrados en la Plaza de los poderes
(cartografía política, religiosa, administrativa y militar), "para perpetuar
el poder y para conservar la estructura socio-económica y cultural que ese
poder garantizaba". Un grupo especializado -masculino, y excepcionalmente
con nombres femeninos- facilitaría durante siglos la jerarquización y
concentración de la máquina y su ‘capital simbólico' (10) en la ciudad letrada:
ejercitantes únicos de la letra, la lectura y escritura: religiosos,
abogados, maestros, administradores...
Frente al poder y orden
masculinos, su máquina y capital simbólicos, sus discursividades económicas y
políticas, culturales y literarias, las resistencias y diferencias
significantes se producirían en el discurrir de la vida cotidiana y en el
desborde libidinal (11) -con relación al lenguaje normativo de la ciudad para
los intercambios materiales y simbólicos- de los habitantes populares de la
urbe o ciudad escrituraria. Desborde libidinal, expresado en el lenguaje
y las culturas orales del pueblo, produciéndose de ésta manera una
dicotomía o diglosia: "En efecto, el habla cortesana se opuso siempre a la
algarabía, la informalidad, la torpeza y la invención incesante del habla
popular, cuya libertad identificó con corrupción, ignorancia, barbarismo. Era
la lengua del común que, en la división casi estamental de la sociedad
colonial, correspondía a la llamada plebe...". La ciudad fija e intemporal
se opondrá entonces a "la ciudad real que sólo existe en la historia y se
pliega a las transformaciones de la sociedad". (12) Nombraríamos también a
esta ciudad real, siguiendo por ejemplo a Jean Franco, ciudad subalterna de la
resistencia y el género (13) ( y de la periferia y barrios al centro, en el
siglo XX y desde las décadas del treinta, cuarenta y cincuenta, mediada en
cuanto masificada por la prensa, la radio, la televisión, el cine y las
denominadas industrias culturales). (14)
Pero, al tiempo que en las
sociedades de la independencia y la república se produciría un desborde
libidinal en lo literario y narrativo, luego, creativo, en la lengua y cultura
del común -el primer paradigma sería el del mexicano Joaquín Fernández de
Lizardi, en 1816, con El Periquillo Sarniento-, el orden
masculino/patriarcal continuaría reprimiendo la liberación de la mujer en
los aconteceres cotidianos. Es cierto, los educadores del siglo XIX -de Simón
Rodríguez, José Pedro Varela, José María Luis de Mora a José Martí -
postularían principios fundamentales de política educacional para las nuevas
sociedades democráticas -mismas de la Modernidad-, principios institucionalizados por
los gobiernos liberales. Así por ejemplo, Simón Rodríguez reclamaría un
paralelismo y una coordinación entre gobierno y lengua, ambos surgidos de
"la idiosincracia nativa" ( léase, mestiza, concepto abordado por
Carmiña Navia Velasco y sobre el cual volveremos); exigiría asimismo educación
democrática, responsabilidad educacional del Estado, obligatoriedad de la
educación elemental, gratuidad de la enseñanza primaria pública, condición
laica de la escuela pública, enseñanza igual y conjunta para los dos sexos:
coeducación, libertad de enseñanza.(15)
Pero, en Colombia, a partir de
la Constitución
Nacional de 1886 -a diferencia de otros países
latinoamericanos que entraban en la Modernidad occidental, eurocentrista - el
gobierno y las instituciones de la Regeneración , firmarían en 1887 el Concordato con
la Iglesia ,
reasignándole a ésta la función educativa, función en contravía con los
principios y axiologías liberales, y que apuntaría a la formación de buenos
católicos y católicas mas no a la formación de buenos ciudadanos y ciudadanas.
Lo político conservador y lo religioso católico articularían -epistémica,
axiológica, social, culturalmente- la vida cotidiana en la exclusión deseada de
actores y actoras sociales que asumieran otros imaginarios y sentidos de la
vida individual y colectiva: "la exclusión no fue sólo de los partidos
diferentes al triunfante, sino de todo lo que saliera del modelo católico
hispanista. Se instaló entonces, una dinámica excluyente de la diversidad
cultural nativa y a la vez una dialéctica política basada en la unidad y la contraposición
región versus centro ". (16)
El imaginario y la historia de
la unidad y la identidad cultural nacionales -el orden patriarcal
masculino- pasarían en lo sucesivo por la mediación de la iglesia.
Educativamente, se establecería un proceso para el centro y las regiones,
basado en la inaceptación de las diferencias de credo, en la intolerancia (
producto del dogma y de cualquier dogma que, por definición, encierran).
Científicamente se confinarían la investigación y el saber a un asunto de fe.
Etnicamente, se negarían los mestizajes y sus voces polifónicas y culturales
(..."el blanqueamiento como lo deseable..."). Genéricamente , la
mujer, en las diferentes clases y estratos económicos, se reinscribiría en la
división sexual del trabajo; en la estructura dicotómica del espacio y la casa,
que le es reasignada y resignificada; en las actividades manuales de la
cotidianidad; en la oralidad expresiva. Militarmente, la guerra de los mil días
(1899-1902), consolidaría el triunfo del partido en el poder hasta 1930. En
fin, la escritura como la recepción o lectura de mensajes impresos serían
recodificadas por la lectura monológica y contenidista de la institución
eclesial, determinándose la diferencia de lo inmediato y conocido con lo
desconocible y censurable. Los mensajes, en un contexto sociocultural
ecumenista, deberán centrarse semánticamente en la descripción y la narración,
la opinión y la participación de los sujetos sociales -en tanto comunicadores-
en lo decible. Los mensajes son a su vez clasificados ideológica,
religiosamente, y la lectura por ejemplo de ciertos textos de ficción son
censurados y prohibidos so pena de excomunión o expulsión del orden simbólico,
patricarcal y masculino, así establecido por aquellas élites, la aristocracia
en el poder.
Esta máquina simbólica de la
ciudad letrada y escrituraria, excluyente de la diversidad cultural y de
género, experimentará, desde la ciudad subalterna la irrupción plural de lo
secularmente reprimido en cuerpos, sexualidades, espacios, lenguajes e intersubjetividades
otros, los de las mujeres. Porque como señala Julia Kristeva con relación a la
posibilidad de irrumpir de manera creativa en el orden simbólico dado:
"Innovar no es nunca la
repetición del discurso paterno, ni la regresión hacia una madre arcaica.
Innovar supone que el sujeto, eventualmente mujer, puede asumir todo su aparato
libidinal arcaico (inconsciente y yóico) e invertirlo en una articulación
simbólica". (17)
Esta innovación -liberación en
lenguajes e intersubjetividades no dichos; en la sexualidad y los cuerpos
concretos del placer y del trabajo; en los espacios paralelos ahora conjugados;
en las temporalidades entretejidas y sus hibridaciones; en los mestizajes de lo
opuesto simultáneo- esta innovación, digo, implicaría una recuperación
(reprise) cada vez más completa de la libido en lo simbólico, en lo simbólico
singular, específico, incomparable.
Recuperación cada vez más
completa de la libido en lo simbólico: camino en espiral, crítico con relación
al poder y sus formas proteiformes verticales y horizontales, para la lectura,
y más que lectura, las re-lecturas de Carmiña Navia Velasco: su escritura
ensayística.
Punto de vista crítico
y analítico del poder
Desde un nuevo punto de vista
Carmiña Navia Velasco se propone leer en La mujer protagonista en la narrativa
colombiana, en primer lugar, un conjunto de novelas del siglo XIX, esto, antes
de ocuparse de relatos contemporáneos. La re-lectura es fundamentalmente
crítica, en la medida en que buscaría develar estructuras actanciales, narrativas
y discursivas, temáticas y significaciones, no- nombradas, es decir negadas por
los críticos literarios en el país. En efecto, se trata de...
"lecturas nuevas,
lecturas desde la perspectiva femenina que descubran, que lleven a la luz lo
que ha sido ocultado, lo que se ha intentado borrar". (18)
La relación dialógica entre
discursividades históricas y literarias, trans e intertextualmente, en la
especificidad ( singularidad, incomparabilidad) de los textos re-leídos, se
convierte en objeto de investigación:
..."nosotros en nuestra
lectura vamos a establecer un juego de relaciones entre esos dos mundos: nos
interesa ver cómo la narrativa ha trabajado las condiciones concretas de
opresión y de desigualdad de la mujer en nuestro país y en nuestra historia y
cómo a su vez los textos dejan ver: rupturas, subversiones, rebeldías,
resistencias". (19)
El rastreo por la novelística
colombiana tendría un sesgo preciso: "protagonistas femeninas de alguna
importancia" . Protagonistas, precisamente, que invertirían e invertirán
su libido en una articulación simbólica. Porque afirma Navia Velasco,
" la literatura siempre
ha querido ser en una sociedad la subversión de los deseos amarrados,
domesticados". (20)
Y en términos de las
protagonistas femeninas de alguna importancia, señala:
"Desde María hasta Angela
Vicario, desde Manuela hasta Kristal Ventura...la narrativa ha registrado
rupturas, resistencias, respuestas... Es decir, la narrativa ha registrado el
proceso por el cual la mujer no acepta y quiere romper -en la medida en que su
tiempo lo permite- los moldes estrechos y el papel injusto que la sociedad
latinoamericana le ha asignado". (21)
Algunos escritores
-Carrasquilla, García Márquez, Espinosa...- construirían en la ficción
narrativa, en discursividades literarias que dialogan con las sociohistóricas
del país -leyendo, reescribiendo, resignificando, en fin, transformando las
últimas- a estas protagonistas de la resistencia y aun de la ruptura. Pero,
tensionando el arco de la innovación literaria en tanto recuperación cada
vez más completa de la libido en lo simbólico,
"Sí resulta claro que los
pensamientos íntimos, la evolución más precisa y los sentimientos más
específicos son trabajados más en profundidad y detenimiento por la escritura
femenina". (22)
Sería el caso de la lectura de
obras narrativas escritas por Silvia Galvis, Alba Lucía Angel, María Elvira
Bonilla, Márvel Moreno, Elisa Mujica, Flor Romero, Fanny Buitrago...
En el siguiente
Cuadro aparecen los escritores, las escritoras y las obras estudiadas en
este libro, como también "las protagonistas femeninas de alguna
importancia" -valor o significación-, analizadas por Carmiña Navia Velasco
desde una perspectiva de género, dialógica y críticamente, transtextual (
frente a discursividades históricas) e intertextualmente ( con relación a
personajes y obras del mismo autor o autora):
Escritor-as
|
Obras
|
Personajes femeninos
|
Jorge Isaács
|
María, 1867
|
María
|
L.S. de Silvestre
|
Tránsito, 1886
|
Tránsito
|
E. Díaz Castro
|
Manuela, 1858
|
Manuela
|
Samuel Velásquez
|
La madre, 1897
|
Inés
|
Tomás Carrasquilla
|
Bárbara
|
|
G. García Márquez
|
Cien años de Soledad,1967
|
Ursula
|
G. García Márquez
|
El coronel no tiene quien le
escriba
|
Mujer-esposa
|
G. García Márquez
|
Crónica de una muerte anunciada
|
Angela Vicario
|
Elisa Mujica
|
Catalina, 1962
|
Catalina
|
M. E. Bonilla
|
Jaulas, 1984
|
Kristal Ventura
|
D. Ruiz Gómez
|
Lo que en el recuerdo canta un
collar de perlas 1972
|
M. Eugenia
|
Andrés Caicedo
|
¡Que viva la música!,1977
|
María del Carmen
|
G. Alvarez G.
|
El titiritero, 1977
|
Vicky
|
María, Tránsito, Manuela e Inés asumirían en tanto personajes
de ficción, experimentándola en una consciencia de límites, la simbolización de
"(una) imposibilidad de ser" . (23)
Discriminaciones históricas de
poder y saber y aun hacer -en momentos dados, vgr. frente al liberalismo
radical o bien frente a los valores conservaduristas heredados del absolutismo
español y vigentes en la
República con relación al proyecto de vida establecido o
codificado por la máquina, el capital y el orden simbólico masculino para la
mujer al interior de la familia y el hogar: virginidad, matrimonio,
procreación... en la obliteración del deseo y la sexualidad, la imaginación y
el imaginario de los espacios-mundo...-, pese a la resistencia y rebeldía de
las protagonistas, conducirían a la imposibilidad de vivir y ser. Entonces
advendrían enfermedad y muerte; muerte también, por asesinato de las mismas o
bien por suicidio (simbólico).
Bárbara Caballero, en el siglo
XVIII de la historia narrada, lograría establecer quiebres frente a lo
ordenado ( por la educación, religión, familia, sistema económico...) En lo
imaginativo y en el trabajo, se instalaría en un afuera de los espacios
convenidos para la mujer, en tanto "sujeto que se constituye en la
lucha". Saldría del espacio casa y se ubicaría en el espacio mundo, con
independencia y cierta cuota de poder, con un (nuevo) saber que posibilitaría
"enjuiciar al hombre y (...) oponérsele en unas circunstancias en que la
mujer debe permanecer sumisa". Pero su lucha por la igualdad sería inacabada,
inconclusa". Al final, su locura significaría "otra especie de
muerte". (24)
Ursula Iguarán sería por el
contrario protagonista paradigmática: ley que prohibe el incesto, dando lugar
" a la cultura y a la historia". Con Ursula se establecería un juego
de paralelismo vis-à-vis de los personajes masculinos, y " la
relación hombre/mujer en otros términos". Simbólico sería "el
encuentro del camino hacia fuera, del camino que uniría a Macondo con el resto
del mundo", realizado por Ursula ( Barbara Caballero saldrá de la casa y
se ubicará en el espacio mundo; Ursula Iguarán traería, abriría Macondo a ese
espacio mundo). Como significativa, la desaparición del mismo Macondo de la faz
de la tierra, "cuando no está Ursula presente, para vigilar que la ley de
la prohibición del incesto se cumpla".
En El coronel... la pareja de
esposos ofrecería, a su vez, en sus relaciones, "aspectos novedosos para
nuestra cultura: en medio de su pobreza y de su desamparo tejen una relación de
ternuras implícitas, de angustias compartidas, de solidaridades
incondicionales".
En Crónica..., la lectura
-relectura desde un punto de vista femenino o perspectiva de género- no se
realizaría aquí en clave masculina de Santiago Nassar. Angela Vicario
sería considerada "heroína trágica que logra atravesar hasta la otra
punta su tragedia y salir adelante a un futuro distinto". Enfrentaría sin
ambigüedades su verdad, negándose al engaño. Y su decisión de vivir implicaría
resistencia a los valores maternos y familiares, y ruptura con relación a los
mismo valores sociales. " El instrumento de su lucha es la escritura":
escritura epistolar de su propia vida y novela. Hasta el regreso de Bayardo San
Román. Angela Vicario: " señala otro camino a las mujeres: la integración
física y moral, no es algo que se pierde en el camino, es algo que se
conquista y se construye: volvió a ser virgen sólo para él, (...) por medio de
una actitud interior de resistencia y de firmeza". (25)
Catalina (su madre sería
mutiladora de deseos diferentes a los del matrimonio), a su vez, casada y con
un amante, se constituiría en sujeto precario por sus identidades masculinas.
M. Eugenia, a quien frustraría la maternidad, entraría después en las
combinaciones del código: fidelidad/ adulterio. Caída en el alcoholismo, su
suicidio significaría un castigo.
María del Carmen rompería con
su universo social, saldría a los espacios mundo y se buscaría a sí misma. No
obstante, se convertiría en la ‘Siempreviva', heroína degradada -en términos
lukacsianos-, excluida y arrojada, en un afuera "en el que no encuentra
nada y por eso tiene que pasar de espacio en espacio, de música en música, de
hombre en hombre...buscando y ocultando su liberación/abyección".
Reduciéndose, "al peor producto que tiene esta sociedad machista y
patriarcal: la prostituta".
Kristal saldría asimismo a la
orilla, a la calle, por rebeldía pero sin norte fijo, por rechazo a lo
existente familiar y social pero en "un desplazamiento del deseo"...
En la orilla y la calle, lo inédito, para socializar-se de otra manera. Allí
encontraría otros caminos y posibilidades de ser, "más allá de las
jaulas". No obstante, la consciencia de límites la haría regresar,
importante, a un encierro total. Imposibilitada y encerrada "va
convirtiendo en palabra todo lo que la rodea, encontrando en ello la expresión
- y por tanto la construcción- para su ser de mujer. La escritura (como para el
presente de Angela Vicario) sería una posibilidad de redención en el futuro.
Kristal, "se hunde en la palabra para, desde ella, destruir el mundo que
la vio nacer y en esa destrucción reconstruir jirones de su propia identidad".
Finalmente, Vicky, sería otra
desadaptada, "otra exiliada de un mundo en el que el paraíso ha sido
destruido". La novela abordaría el mundo urbano desde el ‘microcosmos' de
la universidad. Vicky o María Victoria sería una luchadora universitaria, en
los conflictivos años setenta de las utopías liberadoras del país y
Continente, de nuevos sujetos masculinos y femeninos, entregada "a la
lucha política, en aras de conseguir un mundo distinto de aquel en que se
vive". En tanto protagonista, mujer: ..."señala un camino distinto:
el camino del compromiso público, el camino de la búsqueda política, el
camino de la independencia de género". Pero, Vicky sufrirá la
violencia de la represión estatal y será violada una y otra vez, hecho
que la sumiría en la locura. Sin embargo su protagonismo la convertiría
"en paradigma de muchas mujeres, especialmente jóvenes que en nuestro
país, en las décadas del 70,80,90... tienen que pagar su rebeldía y su
resistencia con su cuerpo, con la violación, con el desquiciamiento de su cerebro".
(26)
Ensayística, poesía y religión: el sentido
..."partout, j'ai vu des femmes en
proieau sacré",
Catherine CLEMENT
..."je dis que ce qui nous revient
commesacré> dans l'expérience d'une femme,c'est le lien impossible et
cependant maintenu entre la vie et le sens", 27
Julia KRISTEVA
En 1995, Carmiña Navia Velasco
publicará La poesía y el lenguaje religioso. (28) En éste -dividido en tres
partes: El lenguaje religioso ¿Qué es? El decir, el sentido y Análisis de los
textos-, se formularán de manera inicial interrogantes sobre el lenguaje
religioso, su crisis, vigencia y desafío de sentido(s) en la actualidad: ¿Qué
características tiene ese lenguaje? ¿Qué límites? ¿Qué funcionamiento y
posibilidades? Y una hipótesis de trabajo:
..."la naturaleza del
lenguaje Religioso es la misma que la del lenguaje poético, sus mecanismos de
funcionamiento son similares"
A continuación, al
contextualizar su trabajo investigativo y ensayístico, Navia Velasco
interrogará y se interrogará sobre el tipo de interpelación que se podría
realizar a esta práctica significante, y precisamente a su desafío de
sentido(s), en el marco latinoamericano:
"Las culturas
latinoamericanas son culturas insertas en la experiencia religiosa. La mayoría
del pueblo latinoamericano -aun en los umbrales de la postmodernidad- define su
cosmovisión en un sentido mítico o sacro del mundo y de su propio destino
personal".
Es desde un punto de vista
interdisciplinario que se abordaría de manera pertinente la expresión religiosa
en su equivalencia con la expresión poética, inscribiéndolas en contextos
históricos y socioculturales del Continente: lingüística, antropología
cultural, filosofía, teología y pastoral, psicoanálisis, semiología y poética.
El eje central del interés estaría en mirar un doble aspecto de esta(s)
práctica(s) discursiva(s):
..." por un lado ver en
qué medida la poética nos ayuda a comprender el sentido de algunas expresiones,
sobre todo comprender el proceso por medio del cual se construye ese sentido;
por otro lado, ver en qué medida es el mismo lenguaje poético el que
constituye lo más importante y muchas veces lo más definitivo y
enriquecedor de la expresión considerada religiosa".
La escritura ensayística
apuntaría asimismo a aprehender la crisis, al tiempo que decir alternativas
frente y al interior de la misma. Crisis de sentido que sería la misma de la
fragmentación de los discursos o su relación cultural ‘fractal' -como la
denominaría Jean Baudrillard- (29) al estallar y perderse la referencialidad o
contextualidad histórica occidental, del centro y las márgenes. La crisis
de la expresión religiosa sería iluminada desde la poética. Ello, en la medida
en que se profundice el estudio interdisciplinario de la relación expresión
religiosa/ símbolos. El programa -conceptual y analítico- de Navia Velasco
llevaría en efecto a un mirar "cómo se forma ese sentido y cómo se
configura una experiencia precisamente a partir de esos símbolos". (30)
Se establecería entonces
y sustentaría una diferenciación histórica y social entre el "discurso
religioso institucional" -y su crisis- y el lenguaje vivencial,
espontáneo, irruptor ( recordemos la dicotomía y diglosia nombradas por Angel
Rama con relación a la actividad letrada y escrituraria, sus funcionarios
vis-à-vis de la ciudad real y popular). Si bien la fe se configuraría,
definiría y realizaría en y por el lenguaje (el creyente materializaría en
palabras y símbolos su busca, tanteos y certezas, y el lenguaje lo encauzaría
en la organización de intuiciones, preguntas y respuestas, ello, al interior de
una comunidad), este discurso institucional pretendería la "verdad
absoluta", la univocidad del lenguaje, la territorialidad del poder y la
resolución de la crisis por el camino del control. Todo esto, como lo
formuláramos al inicio de este ensayo, dentro de un orden social producido y
capitalizado por "una inmensa máquina simbólica tendiente a ratificar la
dominación masculina, dominación sobre la cual se funda", en palabras de
Bourdieu.
Por el contrario, la
alternativa significante al cierre encrático del sentido "iría por el
camino de la creatividad", propone Navia Velasco. Como ocurre con la
expresión poética que rompería o ensancharía límites y se situaría al margen de
los mismos, la religiosidad popular "(daría) lugar cada vez a nuevos textos
que con su concentración de sentido y su polisemia revitaliza(rían) la vida de
los grupos de creyentes. La poesía religiosa se inscrib(iría) de manera
priviligiada en ese proceso". La poesía y el lenguaje religioso,
posibilitarían, en efecto, seguir este camino de la creatividad -innovación en
la perspectiva atrás conceptualizada por Julia Kristeva: recuperación cada vez
más completa de la libido en lo simbólico- a nivel del análisis de textos
específicos o singulares. Como por ejemplo, el poema Nazaret de Rosario
Castellanos: camino de re-lectura y re-creación o innovación (..."camino
de experiencia interior y comunitaria y camino de la palabra...") de la
figura de María de Nazaret en el Evangelio a la imagen/ figura de la Virgen guadalupeña, mexicana:
"María en este pequeño texto, se sitúa en un centro/ eje de posibilidades
sémicas. Posibilidades que recogen una tradición y la relanzan en un sentido
preciso, haciendo del poema, una reserva profética (en términos teológicos) de
sentidos múltiples, antiguos y siempre nuevos". (31)
En esta perspectiva,
"El texto poético produce
una explosión de sentido que lo convierte en una ‘ obra abierta' (Eco),
impidiendo que se pretenda proyectar sobre él la univocidad."
Asimismo la práctica y la
expresión religiosas:
"Desde siempre y en todas
las culturas el origen de la religión ha estado ligado al sentir popular y a la
interpretación libre, más o menos imaginaria del mundo".(32)
En la tercera parte de La
poesía y el lenguaje religioso, Navia Velasco -siempre desde un punto de vista
interdisciplinario- se centrará en el análisis del siguiente conjunto de textos
poéticos y autores latinoamericanos:
Dios
|
Carlos Castro Saavedra
|
El Dios Triste
|
Gabriela Mistral
|
Dios
|
César Vallejo
|
El ausente
|
Octavio Paz
|
Décimas
|
Guadalupe Amor
|
Viejo Dios
|
Jorge Debravo
|
Muro de lamentaciones
|
Rosario Castellanos
|
Dios en la Farinheira
|
Pedro Casaldaliga
|
Cristo en la Cruz
|
Jorge Luis Borges
|
Nazaret
|
Rosario Castellanos
|
Una pregunta de Julia Kristeva
nos permitiría el paso hacia las lecturas adelantadas en el nuevo volumen o
relecturas de la escritura narrativa y sus protagonistas femeninos -de los
siglos XIX y XX-, innovadoras en nuestros contextos y campos socioculturales y
literarios colombianos y latinoamericanos: "¿ Y si lo que denominamos
<sagrado> fuera la celebración del misterio que constituye la
emergencia del sentido?" (33)
A la cual Navia Velasco
respondería de la siguiente manera, en la conjugación de las expresiones
poéticas y religiosas:
"
La experiencia poética
del mundo, como una experiencia de la búsqueda permanente de un <más de
sentido, de significación>, ha estado siempre ligada o muy cercana a la
experiencia religiosa como búsqueda de lo trascendente. Lo
religioso-trascendente, es en últimas también la búsqueda de <un
más>. Se trata en ambos casos de la vivencia de unos límites siempre
Abiertos y en dinámica de movimiento constante. Por ello cuando estas dos
experiencias se hacen una en un texto, los sentidos/ lecturas subyacentes a él
pueden llegar a ser infinitos".
Ciudad:
modernizaciones y mestizajes, literaturas, culturas y massmediaciones
"La cultura letrada ha
sido resituada...",Erna von der WALDE
"Los cuerpos se
inscriben en la ciudad, se leen,se textualizan, se significan mutuamente.La
ciudad misma se deja leer, o mejor, exigela lectura, múltiples y cuidadosas
lecturashechas a la luz de códigos dispares y aveces contradictorios",
(35)
Elizabeth LOZANO.
En el proceso del trabajo
investigativo de Carmiña Navia Velasco irrumpirán -de manera paralela a la
publicación de La mujer protagonista en la narrativa colombiana (1992) y La
poesía y el lenguaje religioso (1995), libros cuya escritura podría aprehenderse
como ensayística de las resistencias y la liberación o innovaciones en los
campos literario y cultural -irrumpirán, digo- conceptualización, mediaciones y
en lo sucesivo textualidades de las ciudades colombianas/ latinoamericanas -en
su traza y desarrollo hacia una cartografía más postmoderna por sus
fragmentaciones que moderna-; como también, de las culturas mestizas en las
urbes reales, republicanas (en la terminología de A. Rama), subalternas (en la
de J. Franco). Reflexiones crítico-literarias, relecturas y análisis textuales
que continuarán y se profundizarán siempre desde un punto crítico del y mejor,
de los poderes, durante toda la década hasta el presente:
"Los desafíos desde los
márgenes, desde el feminismo, los estudios étnicos, han resquebrajado la
construcción de los discursos hegemónicos".
Afirma Erna van del Walde,
quien subraya:
"Para comprender la
literatura, lo mismo que cualquier otro proceso de producción simbólica, es
fundamental la reflexión sobre la compleja modernidad latinoamericana". 36
"La ciudad
encierra", escribía Jean Duvignaux refiriéndose a la ciudad antigua:
griega, romana, maya o azteca. Cercaría a sus habitantes, y se diferenciaría de
la no-ciudad (non-lieux), lo otro, mismo de "los espacios y las obsesiones
nómadas". La ciudad semejaría asimismo una máquina u ogro, fascinante
porque devoraría todo lo producido a su alrededor por la tierra y la mar:
"Esta máquina no gira en
el vacío. De todo aquello, de aquellos fragmentos de naturaleza o de materia,
la ciudad hace otra cosa, que no es más la cosa misma, cuanto el desvío
hacia un signo. Y de este desvío, la ciudad construye innombrables signos o
metáforas. Es ella una máquina transformadora de la materia en símbolos.
El hombre que la habita se nutre de estos símbolos. El hombre que la habita se
nutre de estos, aleja el deseo o la muerte, borra el pánico de un
enfrentamiento con el cosmos, y encuentra en el discurso abstracto el centro de
gravedad de su existencia"... (37)
La ciudad encerrada en tanto
máquina simbólica -ogro devorador patriarcal masculino-en la América hispana -metáfora
del discurso conquistador y colonizador del absolutismo español y meta-relato
de las élites letradas y escriturarias- se opondría, decíamos arriba, entraría
en contradicción en la vida cotidiana y ciudad real y subalterna con el y los
lenguajes populares; en contraposición política y cultural con los sujetos y
cuerpos al margen del orden, signos y símbolos de poder. Y se trans-formaría,
en la transformación dicha de sus habitantes, en la inversión libidinal al
crear o innovar mensajes: signos, símbolos, discursividades y sentidos.
Escritos, pasarán (y pasan todavía) por la mediación prioritaria de los textos
impresos y ‘masivamente' por la prensa (‘masivamente', en la relatividad de una
cultura de la lectura); orales, y desde los años treinta, pasarán por la radio.
Transformándose en sus habitantes, la ciudad se modernizaría, masificándose,
comunicándose de otras formas y mensajes:
..."nos pone de presente
el papel de los medios de comunicación en el proceso de modernización de
América Latina (:) Será a través de la radio y el cine que el pueblo-masa
accede a una cultura modernizada y no a través de la letra. Los
imaginarios de nación cobrarán fuerza a través de su difusión por los medios, de
los discursos de identidad que pasan por ellos". (38)
Una historia de la ciudades
reales, republicanas, subalternas en términos de mestizaje, sería una historia
de los tipos de comunicación de las ciudades -mediatizados en la modernidad y
postmodernidad por prensa, radio televisión y cine- con sus habitantes:
"Los entrecruzamientos de
clase, género, raza y sexualidad, que articulan la identidad social y marcan
sus diferencias, significan también distintas formas de habitar la ciudad y
distintas formas de ser ‘habitado' por ella, de leer y de ser leído
públicamente". (39)
Pero, esta historia de las
urbes mestizas, fragmentadas y polifónicas, al tiempo que mediatizadas 40 en el
siglo XX por mensajes que apuntarían más a la masificación de receptores
-ciudadanos y ciudadanas- que a su liberación social y cultural respecto de las
hegemonías, se escribía o producía hasta hace pocas décadas en el cierre
deseado por el poder patriarcal masculino de los espacios- mundo, de los
espacios públicos para la mujer. En el ensayo La ciudad literaria de las
mujeres, afirma Navia Velasco:
..."las mujeres fueron
expulsadas de la ciudad, o al menos recluidas en ámbitos silenciosos y
escondidos. La relación de mujer con la ciudad entonces no sólo se hizo
difícil y más o menos clandestina, sino que fue controlada por la ley
patriarcal". Nuestras ciudades latinoamericanas y colombianas
serían entonces "una hechura simbólica de los varones". En las
mismas, "el trabajo de la mujer, no se dijo, no se nombró".
En esta medida, las mujeres
-colectivamente- "no habrían podido apropiarse extensa y autónomamente de
la ciudad"... Así su relación con el espacio -léase, con los signos,
símbolos y mensajes en/de la ciudad de los lugares público y mundo- tomaría
otros rumbos:
..."la mujer en la ciudad
latinoamericana de fines del siglo XIX principios del XX, no pudo definir su
subjetividad, más que y relación con espacios cerrados, limitados... y la mayor
parte las veces quedó atrapada del orden urbano masculino".
Osar romper este orden
simbólico del ogro o máquina de poder patriarcal podría significar la muerte,
como habría sucedido con Alfonsina Storni y Delmira Agostini . La mujer tendría
que esperar hasta la segunda mitad del siglo XX para experimentar y vivir otras
realidades urbanas.
Ahora bien, algo similar
ocurrió en la ciudad literaria de ayer:
" En la literatura
Hispanoamericana, desde el momento mismo en que la ciudad empezó a ser
representada literariamente, se pretendió expulsar a la mujer de esta
representación".
Las escritoras mismas -soledad
Acosta de Samper, Clorinda Tuner de Matto, Gertrudis Gómez de Avellaneda...-
permanecían en sus relatos, "en el ámbito del campo, de la hacienda, con
relaciones lejanas y esporádicas con la ciudad". En las obras publicadas
entre 1850 y 1920, inscritas en diferentes estéticas narrativas: románticas,
realistas, naturalistas, modernistas, fin de siglo,
..."la mujer en la ciudad
juega un rol evaluado como negativo. Podemos pensar que esta imagen inspira al
hombre embelesado por su nueva libertad de ciudadano".
En un primer grupo de novelas,
"la mujer es mirada con desconfianza: constituye una cierta
amenaza..." Un segundo conjunto instauraría la figura de la prostituta,
" la mujer víctima de los otros..." Sólo, hacia 1924, con la
excepción de la chilena Rosario Orrego en el siglo XIX, Teresa de la Parra -con Ifigenia-
escribiría, construiría un personaje femenino, "que establece con el
ámbito urbano una relación autónoma producto de su propio camino y
decisiones".
En Colombia, en ésta
perspectiva, aparecerían las narraciones de Elisa Mujica: Los dos tiempos
(1949), en donde, hacia el final, la novela presentaría "un claro
encuentro de la protagonista consigo misma y el futuro", y Bogotá de las
nubes (1984), novela que tendría la capacidad de "hacernos escuchar
distintas voces, siempre a través de la mujer". A su vez, Helena Araújo,
en 1981, con Fiesta en Teusaquillo nos mostraría "el transcurrir de la
vida nacional desde la mirada de los bogotanos y las bogotanas".
Afirmará entonces Navia
Velasco, refiriéndose a las escritoras que advendrán a continuación: Márvel
Moreno, Silvia Galvis, Alba Lucía Angel, María Elvira Bonilla, entre otras:
En las últimas décadas, en
Colombia, las mujeres cada vez más construyen literariamente sus ciudades. Se
trata ya de un espacio conquistado. Más allá de los derechos cívicos o
políticos reconocidos en las instancias de poder... ya la ciudad es un ámbito
cultural e identitario para la mujer ".(41)
Preguntaríamos nosotros por el
orden y el capital simbólico producido por la inmensa y polimorfa máquina de la
dominación masculina y patriarcal: ¿Hasta qué punto y medida seguiría vigente y
actuante? Así mismo: ¿Habría culminado ya la recuperación de la libido en lo
simbólico, tanto a nivel de escritores y lectores, escritoras y lectoras,
cuanto de ciudadanos y ciudadanas en las sociedades colombiana y
latinoamericanas de la globalización económica o de mercados, política y
cultural?
Un paréntesis: Cali
literario
"...Gustaron
más del sitio cercano al río y al llanoDonde comenzaba el pueblo o terminaba.Y
allí comenzó el Vallano, el barrio...", (42)
Tomás QUINTERO.
..."el estudio y
contacto con los libros buenosnos enseñarán a pensar para luego formarnosun
criterio propio, hacernos personas y poderescribir, pensando, cada semana,
algunas líneasque digan de nuestro deseo de ser mujer concriterio propio",
(43)
Artículo de prensa, 1926
Carmiña Navia Velasco desearía
detenerse a mirar, a comprender, a vivir ciudades literarias -Bogotá, Medellín,
Cali- en la cartografía sociocultural colombiana: (44) "La ciudad
literaria (...), es la proyección de nuestros deseos, de nuestras memorias, de
nuestros temores y/o felicidades". En el ensayo El Cali literario, (45) lo
hará (re)leyendo y reescribiendo sus orígenes decimonónicos, la narrativa de la
primera parte del siglo XX y aquella de finales de siglo y milenio -a partir de
los años sesenta, convergentes con la tercera modernización urbana y sus
imaginarios-, relacionando de manera dialógica ciudad textual y ciudad
literaria; la urbe historiográfica y la urbe ficcionalizada: espacios que
cobrarían vida propia más o menos independiente los cuales, en ese
diálogo con los lectores -habitantes de esta y las demás urbes,
"constituyen una referencia de identidad importante para la vida nacional,
porque releen el pasado, interpretan el presente y anuncian el futuro de las
relaciones entre los colombianos".(46)
María, El Alférez Real y, en
la contradicción y ambivalencia de linderos urbanos, Tierra Nativa. En la
primera, Cali "es sólo un anuncio": sus coordenadas temporales y
espaciales constituirían el mundo de las haciendas de la región del Cauca,
Departamento del Valle desde 1910. Su narrador sostendría una relación
conflictiva con la ciudad, porque esta significaría "la pérdida del espacio
maternal". El Alférez Real, de Eustaquio Palacios, a su vez, ubicaría su
historia alrededor de 1789 en la hacienda centro de poder patriarcal, económico
y político, ‘Cañasgordas', camino de ida y regreso de la pequeña ciudad de
Cali. La vida cotidiana estaría delimitada por normas y tiempos, marcados
axiológicamente por la
Iglesia. El espacio se inscribiría en el poder de las élites
explicitándose ya su geografía y sus discursividades urbanas: "el barrio
empedrado para las clases más reconocidas y el Vallano, para los sectores más
populares". Cali sería actor prioritario del relato, en armonía y
comunicación con la naturaleza, misma de las haciendas.
El Alférez Real registraría
"el germen de mestizaje étnico y cultural que habría de configurar la sociedad
caleña del futuro". Mestizaje, en el sentido de oposición de contrarios,
conjugada, como espacios presentes y futuros. (47) Cali, ciudad comercial
(centro de compra y venta de esclavos para el suroccidente del país), en donde
el narrador intuiría "la dialéctica de la corrupción social que puede
generar el dinero". Ahora bien, en Tierra Nativa de Isaías Gamboa,
ubicación y temática se concentrarían en la vida aldeana/ urbana. En la primera
-la de la ciudad caleña de finales del siglo XIX y comienzos del XX, paralela a
su primera modernización -(1920-1945)- la mirada y vida interior de su
protagonista tendrían a la familia y la madre como referentes simbólicos
seguros; en la segunda, la de la gran ciudad que se construye con modelos
eurocentristas liberales, aquellos de la Modernidad y el capitalismo industrial, sería
objeto contradictorio de deseo. Cali, paraíso e infierno, saldría triunfante en
la novela.
Primera modernización de la
ciudad, decíamos, y del Departamento del Valle, al consolidarse el programa de
las élites en el poder económico, político y cultural con relación a la
agroindustria de la caña de azúcar, industrialización y comercialización. Este
programa se conjugaría con los procesos de colonización antioqueña en el norte
del Departamento y el establecimiento del cultivo del café, procesos que a su
vez generarían la riqueza indispensable para la modernización del país después
de los años 20.
Noche de pájaros del pintor y
narrador Arturo Alape, se situaría en los inicios de la segunda modernización
de Cali (1945-1970), cuando "el poblamiento de la ciudad, el proceso de
urbanización, así como el desarrollo industrial activado con capital extranjero
después de 1945, fueron procesos sincrónicos en la historia contemporánea de
Cali. Y coinciden también con las etapas de mayor violencia política y
delincuencia en la ciudad". (48) Cali, ciudad de inmigrantes, se
masificaría y fragmentaría: 900 mil personas la poblarán en un lapso de treinta
y cinco años y 100 barrios se fundarán en ese tiempo. La urbe, a nivel
cultural, sería mediatizada por prensa, radio, televisión y cine. En 1948
ocurriría la muerte -en Bogotá- del líder político liberal Jorge E.
Gaitán; en 1949, la violencia partidista y clasista determinaría la escisión de
Cali en dos temporalidades: diurna, polifónica y vital; nocturna, silenciosa y
mortal. La historia de Noche de pájaros se contaría a partir de la masacre
ocurrida en la Casa
Liberal ese mismo año cuarenta y nueve: "La novela
devela el lado oscuro de la vida en la ciudad "(...); "el miedo y la
oscuridad como único medio de escondite y de sobrevivencia", y aportaría
"una visión original e interesante sobre la ciudad como espacio vital: no
es el Cali salsero y pachanguero de siempre, sino por el contrario una ciudad
que esconde amenazas, temor y violencia". (49)
Que viva la música de Andrés
Caicedo, El Titiritero de Gustavo Alvarez Gardeazábal y Jaulas de María Elvira
Bonilla dialogarían transtextualmente con Cali y sus discursividades sociales
de la tercera modernización (1970 hasta el presente). Postmoderna, más
que mediatizada, fractal -en la visión de Baudrillard-, la ciudad literaria
sería la calle como espacio novelesco, en la primera: "la novela se
convierte en un itinerario espacial: Norte ®Sur® Centro, que es a su vez un itinerario
musical: Rock® salsa, y al mismo tiempo un camino hacia el
deterioro". (50) En la segunda novela, aquella que no conservaría la
memoria: "la generación que desde la Universidad y desde
sus sueños de un mundo diferente busca una salida política y no encuentra más
que la locura, la violencia y la muerte". (51) En la tercera, un intento
de mirada femenina sobre el acceso de las élites a una modernidad incipiente:
"La mirada de Kristal Ventura se hace protesta y la protesta se hace vida
en la palabra" (...); la protagonista "ni se rinde ni es
vencida". (52)
Cali, señala Navia Velasco,
"no acaba de construirse en nuestro imaginario(...), apenas empezamos a
entendernos como ciudadanos (y ciudadanas, añadiríamos nosotros), a vivir
nuestra responsabilidad y relación con ese espacio en el que nuestra vida está
tejida." (53) Proceso que, desde una perspectiva de género, desde 1926,
proponía nuevas protagonistas sociales y comunicadoras, lectoras para devenir
escritoras frente al orden simbólico patriarcal, masculino, para decirse
pensándose y ser diciéndose y pensándose.
Lecturas en espiral
" Aprender a
escuchar a la mujer ancestral esparte del conocimiento de nosotras
mismas".
"La
transgresora se atreve y avanza. La ancestrales una mujer que ya es. La transgresora
es una mujer que
trata de ser. Tratar de ser es una forma de ser que incluye el devenir como
parte integradora de nuestrocrecimiento",( 54)
Liliana MIZRAHI
Los ensayos El relato de Nay,
en María, Ursula Iguarán la madre fundadora y Narradoras colombianas
contemporáneas, serían escritos por Carmiña Navia Velasco en una dinámica y
perspectiva de (re)lecturas en espiral.
Primero, por la concepción de
la ensayista sobre la relación lectura/ texto, sobre la cual nos hemos
detenido a lo largo del presente trabajo: "Damos por supuesto que toda
obra es abierta y por tanto no existe una lectura correcta: la lectura; existen
múltiples lecturas posibles. Lo importante es su coherencia con el texto."
(55) De esta manera, no solamente se proponen lecturas polisémicas, cuanto un
trabajo de resignificación opuesto a las lecturas monológicas y aún
sistemáticas que pretenderían aprehender desde un punto de vista dado la
totalidad significante de un texto (relato, poema...). Se leería -desde un punto
de vista epistémico- contra tradiciones culturales de la lectura o bien contra
lecturas autorizadas y de poder (institucional, académico...), mismas que
podrían ser machistas o androcéntricas. En el trabajo de lectura se
descentrarían tanto los saberes como los sujetos sociales y simbólicos
establecidos. Desde una perspectiva de género, este trabajo del y sobre el y
los sentidos podría a su vez de venir innovador, libidinal y
simbólicamente hablando, en pocas palabras, transgresor y liberador: ..."
sólo en la medida en que sepamos leer en clave correcta nuestra
situación, podemos en cuanto mujeres, intentar una transformación". Y
también: "Es imprescindible que aprendamos a mirar y leer con ojos nuevos:
Es necesario construir nuestro propio método de lectura y aproximación al
texto". (56) Ello, para escuchar reescribiendo silencios y develando
ocultamientos de sentidos, allí donde el y los poderes sociales los produzcan.
Segundo, por la metodología de
Navia Velasco en el análisis textual: la ensayista se aproxima a un mismo texto
o novela -en momentos diferentes de su trabajo investigativo- para leerlo,
releerlo de forma interdisciplinaria en registro de significación
complementarios. Siempre dia-lógicamente en los campos literario-cultural e
historiográfico. Así tendríamos este segundo Cuadro de obras y protagonistas de
ficción leídas en espiral, integrando procesos enunciativos, discursivos,
narrativos:
Escritor-as
|
Obras
|
Personajes Femeninos
|
Jorge Isaács
|
María, 1867
|
Nay (/ María)
|
G.García Márquez
|
Cien años de soledad, 1967
|
Ursula Iguarán
|
A. L. Angel
|
Estaba la pájara pinta sentada
en el verde limón, 1975
|
Ana
|
M. E. Bonilla
|
Jaulas, 1984
|
Kristal Ventura
|
Nay, heroína romántica
("consciente del sinsentido y sin valores del mundo en que ha
caído"), atraería de manera inicial por su ternura, la fidelidad de su
amor y sobre todo por "su dignidad nunca perdida ni menoscabada".
Para Navia Velasco, "el relato de los amores de Nay y Simar tiene una
importancia sustantiva en la novela de Isaács", María, quien, el mismo año
de su primera edición publicaría el artículo Lo que fue, es y puede llegar a
ser la raza africana en el Cauca. Artículo que, intertextualmente se
relacionaría con la novela y transtextualmente, polemizaría y tomaría partido
contra la esclavitud: "María en cuanto texto, dialoga con textos y
discursos en los que la temática racial está presente"; entonces, dos
tipos de (re)lecturas de la obra: la primera, permanecería en la
superficie de descripciones y situaciones de un mundo idílico sin fisuras ni
conflictos; la segunda, descubriría marcas de "un mundo duro, opresor,
arbitrario; desde esta lectura el relato de la reducción a la esclavitud de Nay
y Sinar es contundente". Este relato se estructuraría, a su vez en abyme
(57): "texto que explica y texto que refleja a manera de espejo".
Así, la separación de los amantes africanos repetiría, antecediéndola, "la
separación de los amantes colombianos"; asimismo en ambos dramas "uno
de los dos polos de la relación muere". El narrador de María contaría su
historia desde el recuerdo y la culpa, por eso "Efrain no puede contar
solamente la historia de amor, la novela aparente, sino que tiene que descargar
en ella subrepticiamente, como un contrabando de ignominia, la historia que lo
angustia". Con una múltiple intención: "no sólo llegar a los orígenes
de la desgracia de Nay, sino a los orígenes de su pueblo y su raza". Nay y
María irían más allá que sus varones: "Y las dos se convierten en
paradigmas de situaciones, sentimientos, destinos y valores ". De igual
forma, María como novela cancelaría un universo que "ya no vuelve":
Nay y María -protagonistas- cerrarían un círculo, "llevándose con su
muerte toda posibilidad de recomenzar". Pero, el hijo de Nay será libre...
resignificándose nuevas formas de relación, amores, caminos nuevos "para
los afroamericanos, y sus descendientes". (58)
Ursula, releída y reescrita
por Navia Velasco, sería una protagonista construida en "la relación de
amor que a través de la obra, se produce entre la voz narrativa y la figura de
Ursula Iguarán". El narrador, " no (podría) desembarazarse de
ella", a lo largo de Cien años de Soledad. Esto, porque Ursula se convertiría
en "una luz que va dando claves al lector para evaluar acontecimientos y
personajes". Asumiendo así una función significativa, simbólica:
"regresar continuamente la historia, la familia y el pueblo al
pasado." Ella es la memoria que no permite que las cosas se
desvíen de sus orígenes. Entonces, "la verdadera fundadora",
principio de realidad, tanto para su núcleo familiar cuanto para organizar a
Macondo "por los caminos correctos", en una actividad que se
calificaría como familiar/ cívico/ política; hasta el final: "Macondo no
era destruible mientras su fundadora viviera". (59)
El monólogo de la protagonista
de Jaulas, Kristal Ventura, evocaría -desde la reclusión y la parálisis-
"su infancia de mujer, su vida en la universidad y en la ciudad " (:)
"Desde ese monólogo, Kristal Ventura destruye el mundo que la ha
inutilizado y busca las llaves de su posible libertad". (60) Jaulas sería
la re-creación de Cali de los años setenta, en sus imaginarios colectivos,
mismos de la juventud y la mujer, quien, ante la crisis de los modelos
educativos (recuérdase la fragmentación o ‘fractalización' discursiva y
espacial, urbanas; de la ética pública en la corrupción política y axiología
lábil de los micro y macrouniversos de la droga y el tráfico de
estupefacientes, la derrisión de las utopías revolucionarias de transformación
social y nuevas intersubjetividades en la justicia, la convivencia y
simbolización), buscaría "una autonomía y un lugar en la sociedad y en el
mundo", sin que ni la mujer ni la juventud encuentren "un horizonte
seguro por el cual transitar". (61) Ya rescribíamos que en Jaulas su
protagonista "ni se rinde ni es vencida", rompiendo su prisión
interior "a la que como mujer es condenada por la familia y por la
sociedad (...), por medio de esa reflexión evaluadora que coloca a todo y a
todos bajo su ojo crítico del que no escapa nada". (62) Por ello Kristal
Ventura re-nacería, se resimbolizaría libidinalmente en la palabra.
Las propuestas y obras
narrativas de Alba Lucía Angel -entre las cuales Navia Velasco relee Estaba la
pájara pinta sentada en el verde limón -serían las más acabadas, las más
continuas y coherentes en el contexto literario femenino colombiano. En Estaba
la pájara pinta..., "la narración quiere recorrer el siglo en la ajetreada
vida nacional", encontrando en el asesinato de Gaitán (1948), "un
punto de partida y de llegada." (63) "La novela articula lo regional
y lo nacional". Narrativamente, cada hecho sería contado desde diferentes
voces: "Voces y criterios de mujeres jóvenes y mayores (que) pueblan el texto
y revisan los acontecimientos". (64)
Silvia Galvis publicará en
1991, Viva Cristo Rey. Desde la fundación de Himeneo (1880), buscando por un
largo trecho histórico entre la guerra de los mil días y los inicios del
Frente Nacional, la novela se enunciaría desde distintas voces, a su vez
"evaluadas siempre por el ojo acusador y demandante de dos mujeres en
busca de su palabra y de su libertad". En espacios diferenciables pero
reversibles del afuera y del adentro, se gestarían las violencias en el país.
Alejo Dorado iría de la radicalidad a la moderación política; a su vez los
conservadores, como personaje colectivo o actante, encontrarían "el
sustento ideológico y moral que necesitan para su tropelías en el discurso
religioso que los justifica y exonera de cualquier posible culpa"
(mismo del orden simbólico patriarcal, auto-referencial). De forma directa,
"la novela (plantearía) que es la religión, la fuente de mayor agresión
contra la mujer... y por eso mismo la mayor fuente de su dolor y su aniquilamiento
como ser social", esto desde "una clara y decidida visión y opción de
género". Rosalía -sujeto/ mujer- tendría las tradicionales funciones
familiares como esposa y madre, y su relación con Alejo estaría condenada
al fracaso. Rosalía se vinculará a las reivindicaciones femeninas, apoyando
nuevas formas de lucha social. Mirado hacia atrás en la novela de Silvia
Galvis, nuestro país de las violencias protéicas, fracturado o fractalizado a
niveles del sentido, "es un país que la única luz que nos deja, es la
compañía y solidaridad de las mujeres". (65)
Finalmente, dos importante
novelas fin/ comienzo de siglo son estudiadas por Navia Velasco: De sobremesa
-releída desde la imagen de la mujer construida en el relato de José Asunción
Silva: "una construcción simbólica que dialoga con otras construcciones
simbólicas", siendo aquí las mujeres cruce o diálogo transtextual- y
Phinées - en cuanto novela incomprensiblemente silenciada por la crítica-, de
Emilio Cuervo Márquez.
La novela de Silva se
elaboraría en diálogo ambivalente entre el París de la modernidad finisecular y
la Bogotá del
interminable siglo XIX, de una modernidad imposible mutada en modernización...
La situación de la mujer en París (y Europa) habría conquistado
posibilidades para su libertad en la cotidianidad, sexualidad y creatividad o
innovación; en Bogotá (y Colombia), continuaría su dependencia y control por
parte del varón y orden simbólico patriarcal, viviendo y asumiendo además en
carne propia la
Regeneración y sus instituciones conservadoras hispanizantes
y represivas del cuerpo, educación (lectura y escritura), sexualidad y placer,
y creación. París sería urbe de la mujer transgresora; Bogotá, de la mujer
ancestral. El narrador de De sobremesa, ciudadano de fin de siglos (en
plural) sería ante las mujeres "un sujeto totalmente escindido". Las
páginas del Diario leído por José Fernández a sus amigos (mismos de un
escindido orden simbólico masculino), estarían habitadas "por sombras y
por imágenes de mujeres, históricas, literarias, legendarias", no
individualizados. Las mujeres todas se inscribirían en una visión negativa
(símbolo a su vez del hastío o "spleen" urbano); con excepción de
Helena, única y diferente. Así, la relación de Fernández con estas sería vivida
como lasciva, insaciable, pecaminosa y por lo tanto, culpabilizadora; con la Helena simbólica, la
fijación del deseo y la imposibilidad de su realización, asimismo su salvación
por un sentido tradicional inscrito en una figura femenina familiar. Pero, esta
construcción de la imagen salvadora de Helena estaría contaminada por la
muerte: "Una vez más la mujer no califica, su camino de salvación apunta
en una dirección: La Muerte
(sistema patriarcal que excluye, expulsa a la mujer)". (66)
Phinées, de Cuervo Márquez,
publicada en 1909, haría parte de un conjunto de obras que "configuraron
un cuerpo importante de narrativa modernista en Colombia". Phinées,
"un joven judío, perteneciente a la nobleza y al partido
político-religioso de los saduceos", en el contexto histórico palestino del
siglo I antes y después de nuestra era. Joven, hermoso y rico, la suerte y la
fortuna le sonreirían, pero, de manera paradójica, por su escepticismo y
cosmopolitismo, experimentaría un vacío en su existencia, vacío que intentaría
llenar "con la filosofía y el arte, ya que se trata de un judío
ateo". Phinées conocería el amor con Cornelia, transformando el horizonte
de su vida. No obstante, enfermo de lepra, su respuesta a la realidad cotidiana
sería "la rebeldía, la amargura y hasta el asesinato". Luego vendrían
el encierro y el aislamiento en su propiedad, y más tarde, después del
encuentro con Jesús de Nazaret, una radical transformación a través de "un
viaje por el interior de sí mismo". La escritura de ficción de Cuervo
Márquez dialogaría críticamente en Phinées con las instituciones y
discursividades ortodoxas de la
Regeneración en Colombia, inscribiéndose por ejemplo en un
eje literario y cultural que anunciaría "un cristianismo diferente,
atravesado por preocupaciones sociales y claras referencias utópicas",
como en El Padre Casafús de Tomas Carrasquilla o bien en autores como Manuel
Ancízar y Santiago Pérez, éste último quien abogaba por una desacralización
del Estado al tiempo que por una despolitización de la Iglesia. El final de
Phinées, se ubicaría en "el debate del siglo XIX® el
cristianismo es superior al paganismo", y Cuervo Márquez
..".(soñaría) y (redimensionaría) un cristianismo utópico, anclado en lo
más puro de la tradición marginal de la Iglesia ". Así, ..."la axiología
decadente, (quedaría) definitivamente derrotada, en su lugar (habría) triunfado
una axiología de la solidaridad, del compromiso social y político, de una
religión racional que (podría) dar sentido aún a las vidas aparentemente
más absurdas." (67) Sentido de igual forma para los y las sujetos
(as) de la escritura de ficción o poética o también ensayística en el siglo
XXI, en su mayoría habitantes de la ciudades mestizas del país y latinoamérica.
En la ciudad mestiza
" On emploiera le mot
métissage pour désignerles mélanges survenus au XVIe. siècle sur lesol
americain entre des êtres, des imaginaires et des formes de vie issus
de quatre continents-Amérique, Europe, Afrique, Asie. Quant au ter-me
hybridation, on l´ appliquera aux mélangesqui se développent à l'interieur
d'une mêmecivilisation ou d'un même ensemble historique (...) et entre des
traditions qui coexistent souventdepuis des siècles", (68)
Serge GRUZINSKI
Gruzinski reconceptualizaría
el mestizaje, en tanto dinámica fundamental, una clase de objetos de saber,
"frente a los cuales el historiador parece bastante desarmado": (69)
mezclas, en tierra americana, a partir del siglo XVI, de seres, imaginarios y
formas de vida de cuatro Continentes.
Para Navia Velasco, esta
dinámica fundamental sería a su vez "superposición de realidades distintas
o contradictorias" y "síntesis étnica y cultural",
incluyéndose en lo cultural las mezclas y síntesis de imaginarios y formas de
vida cotidianas en las ciudades colombianas y latinoamericanas: "el
mestizaje configura nuestra historia, y de manera especial, la ciudad es el
espacio privilegiado de su gestación y de su expresión".
Ontológicamente, nuestro mestizaje originaría una nueva forma de ser hombre y
mujer, y su correlato, otras formas de decir ese hombre y esa mujer en la
ciudad, decir de la ciudad, ciudad del decir, como casa del ser. (70)
Los mestizajes, las
hibridaciones (mezclas al interior de un mismo conjunto histórico,
civilización, o bien, entre tradiciones coexistentes durante siglos: poder y
religión, ciudad centrada y ciudad real o subalterna, lengua castellana y
americanas, partido y proyecto liberales y partido y proyecto conservadores,
centro y región y departamentos; educación católica y educación libre...) en la
terra nostra, se iniciarían como un "encontronazo", sucedido de
atropellos y violaciones de parte de los conquistadores y colonizadores
europeos; ante lo cual se asumirían la y las resistencias, y en estas últimas,
tendríamos "la clave de nuestro porvenir". Los europeos ignorarían,
desconocerían lo que encontraban, leyéndolo todo "desde sus categorías y
expectativas", sin interrogarse ni profundizar; los vencidos a su vez
nunca habrían concedido legitimidad a los vencedores. Ni ayer ni hoy (en el
presente de otros contextos globalizantes). En suma, procesos y dinámicas de la Conquista y la Colonia habrían sido
"de crueldad y destrucción que sirvió de cuna a nuestra civilización
mestiza", mestiza e híbrida, frente a los cuales las resistencias
configurarían a lo largo de nuestra historia: "violencia gratuita y
desmedida, religiosidad sin ética, separaciones étnicas radicales, desconfianza
y temor en nuestras relaciones y sobre todo: poca o ninguna voluntad de
encuentro".
Conquistadores y colonizadores
habrían establecido un mundo rural, pero, referido a pequeños o grandes núcleos
urbanos. Pretendiendo "trasladar Europa al nuevo mundo y construir
lejos de su tierra natal una especie de Tierra-madre sustituta, que fuera una
fiel o mal copia anterior. Ignorando por cierto a los habitantes del mundo
descubierto". La ciudad para los europeos sería el mal necesario; allí en
el espacio de los signos llamado por Angel Rama ciudad letrada y escrituraria en
la relación espacio/ poderes del centro de la cuadrícula, ubicaría a la familia
extranjera, "lo más incontaminada posible". Así, ordenada en y desde
el centro de los poderes y de las discursividades patriarcales pero escindida
espacial y libidinal y simbólicamente, "la ciudad fue desde sus mismos
inicios -lo que sigue siendo hoy- un mundo ambivalente: deseado odiado,
buscado y temido...". La casa del ser, en el decir-se y ser-dichos
urbanos, discursiva, cotidiana, temporal, espacialmente se escindiría ( siempre
en la ‘diglosia' señalada por Rama), al separarse la ciudad de los signos del
orden y poder hegemónicos de la real o subalterna"... la ciudad
nuestra es una formación socio-espacial y cultural que mira hacía otro lado,
hacía fuera de sí misma. No se trata ya de que se ignore el pasado aborigen,
sino que el mundo que está naciendo se da la espalda, no se mira a sí mismo, no
se comunica consigo mismo, no intercambia.... mira a otros, depende de
otros, comunica a otros". Pero, los habitantes populares de la ciudad real
-y republicana, en el siglo XIX y modernizada una y otra vez y postmoderna, en
los siglos XX y XXI- imprimirían en sus dinámicas sociales cotidianas
"otro sello: el del mestizaje". A diferencia del campo y su economía
y relaciones de producción y propiedad de las haciendas -haciendas que darían
paso a la construcción de barrios en el siglo XX-, en la concentración urbana
de la conquista y la colonia se vivirían "las mezclas, las mutuas
influencias, las contaminaciones", en una palabra, el mestizaje.
Navia Velasco destacaría,
primero, el papel de las mujeres en este proceso constructivo de tejido social
y cultural: "Son ellas, todavía hoy, las que fundamentalmente realizan el
intercambio", mismo del cual hablaba Jean Duvignaud, en la cotidianidad; y
luego la religión, como "una forma de institucionalizar el
mestizaje", por ejemplo, en tanto símbolo del pueblo mexicano, la Virgen de Guadalupe.
En su decir-ser, en la tensión
del mestizaje específico que conjuga -superponiéndolas- dicciones, contradicciones
y diferencias, "cada una de nuestras ciudades se configura desde su
resistencia" . Cali por ejemplo, configuraría sus imaginarios e
identidades en su proceso de modernizaciones urbanas, "anclando su cultura
en tradiciones y formas de ser negras". Por ejemplo, en el campo musical,
a partir de los años sesenta, ritmo, melodías y letras de la salsa podrían
leerse como "toma de conciencia de una identidad urbana". (71) Por
las múltiples migraciones -producto del desarrollo industrial, comercial y agroindustrial,
como también de las violencias proteiformes desde hace cincuenta años-, la
ciudad crecería aceleradamente, se poblaría y reurbanizaría descentrando la
traza original, colonial. Se masificaría: "Masa significaba entonces la
visibilidad de un nuevo actor social cuya existencia exigía la destrucción de
una sociedad profunda y radicalmente excluyente". Más todavía: "las
masas descentran la ciudad, desestructuran la ciudad". En dinámicas de
desterritorialización que, en las resistencias desde los ámbitos de las
culturas regionales y de los barrios, implicarían procesos de
"reterritorialización, de recuperación y resignificación del territorio
como espacio vital desde el punto de vista político y cultural".(72)
En efecto, Navia Velasco afirmaría con relación a las dinámicas urbanas en/
desde los barrios populares: " En ellos fundamentalmente se teje y se
desteje la cultura" (agregaríamos, en plural, las culturas)" de la
resistencia que, incorporando lo nuevo, mantiene por sus venas sangre
antigua". Y complementaría: " En esa marginalidad y resistencia
también se hace el mestizaje, pero se hace desde otros parámetros: sobre la
raíz de lo indígena o lo negro, se procesa lo blanco"; esto,
reinventándose nuevas síntesis. Síntesis que recuperarían espacios públicos y
usos colectivos como, por ejemplo, espacios de fiesta. Pero, las dinámicas de
desterritorialización serían también aquellas de la pérdida de la memoria y el
sentido en la fragmentación (diríamos, fractalización) urbana, dinámicas de
violencia y muerte. Por ello, "el mestizaje también podemos entenderlo
como un tejido amalgamado de realidades de muerte y realidades de vida que se
entrecruzan, se entorpecen e iluminan mutuamente".
Pero, las barriadas populares
podrían ser espacios de consciencia popular y ciudadana y construcción
sociocultural, situándose allí "el futuro de una raza integradora, de una
raza síntesis ". Como lugares de sensibilidad inédita, de nuevas
solidaridades, de ternuras -a través de la mujer que sería memoria y eje de esa
ternura- por construir: hacer en el decir y decir en el hacer ciudades de la
utopía en "la hermandad y el encuentro (...), la ternura y la
reconciliación de los cuerpos". Construcción sociocultural alternativa,
más allá de las dicotomías entre, por ejemplo, continuidad o ruptura, progreso
o subdesarrollo, modernidad o postmodernidad, o bien, modernidad o
modernización, centro o periferia, masculino o femenino, paz o guerra, blanco o
mestizo, ciudad o naturaleza...: " cultura que no sea sólo fruto de la resistencia
y el disfraz, del silencio y la trampa, sino que sea ante todo, el fruto
deseado de una búsqueda voluntaria". Una cultura del encuentro y de nuevo
del mestizaje -en las raíces históricas y aun genéticas- y de la hibridación,
en las ciudades latinoamericanas y colombianas generando, en y desde lo
barrios, reterritorialización y memoria, poderes populares, mismos de la
sociedad civil, hacia la comunión con la tierra, el sentido de la fiesta, la
relación conciliadora con el cosmos y el cuerpo (una ecosofía), paciencia
histórica... (73) Reinvención de lo cotidiano, (74) reeducación en la misma
vida cotidiana, (75) decires y usos, diálogos de ciudad en la solidaridad,
comunicación y simbolización, justicia y ética pública, convivencia, arte de
vivir y dones gratuitos. (76) En
fin, en la u-topía...
NOTAS:
1. Julia KRISTEVA en Le langage des femmes/ les
Caliers du Grif, Edit. Complexes, Belgique, 1992. p.p.57-66.
2. Carmiña NAVIA VELASCO,
Mario Benedetti: una apróximación crítica, Otra vuelta de tuerca, Cali, 1983 ;
Judith- Relato feminista en la
Biblia , I.A.P.S., Bogotá, 1988; La carta de Santiago,
I.A.P.S., Bogotá, 1989.
3._______________________, La
mujer protagonista en la narrativa colombiana, Edit.El Buho, Bogotá, 1992; El
Dios de las mujeres, Paulinas, Bogotá,1998, La nueva Jerusalén Femenina
D.E./,C.C.P.M, Bogotá, 1999.
4.Pierre BOURDIEU, Por una
antropología reflexiva, Grijalbo, México, 1995. Un campo se definiría como
"una red o configuración de relaciones objetivas entre posiciones.
Estas posiciones se definen objetivamente en su existencia y en las
determinaciones que imponen a sus ocupantes, ya sean agentes o instituciones,
por su situación actual o potencial en la estructura de la distribución de las
diferentes especies de poder (capital)", p.60.
5. Rubén JARAMILLO VELEZ,
Colombia: La Modernidad
postergada, Argumentos/ Temis, Bogotá, 1994. La Constitución Nacional
de 1886, y el Concordato firmado en 1887, reestablecerían las relaciones y
determinaciones axiológicas de poder -Estado/Iglesia- heredadas del absolutismo
español. De manera temporal, se produciría así un sincretismo entre lo
premoderno y lo moderno, una "modernización en contra de la
modernidad", p.45.
6. Escribe Angel RAMA en La
ciudad letrada: "La palabra clave de todo este sistema es la palabra orden
, ambigua en español como un Dios Jano (el/la), activamente desarrollada por
las tres mayores estructuras institucionalizadas ( la Iglesia , el Ejército,
la Administración) y de obligado manejo en cualquiera de los sistemas
clasificatorios ( historia natural, arquitectura, geometría) de conformidad con
las definiciones recibidas del término...", Ediciones del Norte, 1984,
Hanover, p.5.
7. Pierre BOURDIEU, La domination masculine,
Editions du Seuil,1998, París, pp.15-16. La traducción de éstas y de las
sucesivas citaciones son nuestras.
8. Angel RAMA, 0p. cit, pp.
1 a la 39.
9. Sobre la cuadrícula urbana
en la fundación de ciudades en el continente americano, además de la obra
mencionada de Rama, Urbanismo Hispano-Americano- Siglos XVI, XVII y XVIII,
Jaime Salcedo., Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, 2da. edic, 1996 (
primero, el proyecto colombino y las factorías comerciales, avocado al fracaso;
segundo, el ovandino y la fundación de ciudades y villas, gobernadas por
cabildos municipales: la traza paradigmática de Santo Domingo). La Plaza Mayor -El
urbanismo, instrumento de dominio colonial, Miguel Rojas -Mix, Muchnik
Editores, Barcelona, 1978. Latinoamérica: las ciudades y las ideas, J:L:
Romero, Siglo XXI Edit. , Sobre la traza de la ciudad Santiago de Cali,
Historia del desarrollo urbano en Cali, Edgar Vásquez B., Universidad del
Valle, Cali, 1980; en éste se especifican las relaciones espacio-s central-es/
poderes establecidos o élite-s. En La pensée métisse, Fayard, París, 1999, Serge
Gruzinski reescribe en su diferencia la refundación de ciudad México,
hacia 1530, apoyado en las crónicas de Motolinía: "Hispano-india y
medioevo-renacentista, la ciudad nueva se desarrollaba en una frontera
(l'entre-deux) indefinible que separa la aglomeración vencida, el altepetl
prehispánico, los modelos imaginarios de los conquistadores, las ambiciones
urbanas de nuevos linajes y las capacidades efectivas de reconstrucción"
(...). " A la confusión de espacios se (sumaba) el desarreglo de los referentes
temporales, nacido de diferentes temporalidades enfrentadas", pp.66 y 67.
10. Pierre BOURDIEU define el
capital simbólico en Les règles de l'art, Seuil, París, 1993, por oposición al
capital económico. El primero se inscribe en el campo literario autó-nomo,
mundo económico al revés: se gana en el terreno simbólico, lo que se pierde en
el terreno económico, determinado éste último por el mercado.
11. Desborde libidinal y
castigo en las ciudades occidentales: "Así se impone la ley del valor y
del trueque en las relaciones pasionales: a quien comete una falta se le impone
el precio de un castigo físico o simbólico. El precio de la sangre deviene el
símbolo de las cosas producidas, y el equivalente de un perjuicio. Un precio que se paga", Jean
DUVIGNAUD,"Lieux et non lieux, Galilée, París, 1977, p.30.
12. Angel RAMA, Op.cit, pp. 41 a la 69.
13. Jean FRANCO, Tendencias y
prioridades en los estudios literarios latinoamericanos" Escritura, N. 11,
1981, p.7-19.
14. Jesús MARTIN,
"Dinámicas urbanas de la cultura, Gaceta N12, Bogotá, 1991.
15. Roberto HERNANDEZ O.,
Simón Rodríguez -Pensamiento educativo, Edit. Faid, Cali, 1998: "La
educación democrática y popular, enarbolada contra el elitismo reinante y
encaminada a postular el derecho a la cultura, parte del concepto de que a la
enseñanza deben acceder todos los ciudadanos del país dado, independientemente
de las riquezas que posean, del color de la piel o del sexo a que pertenezcan o
de la cosmovisión y religión profesada" ( los subrayados son nuestros, C.V-Z.),
p.82.
16. Myriam JIMENO,
"Región, nación y diversidad cultural en Colombia en R. SILVA ( edit),
Territorios, regiones, sociedades, Univalle/Corec, Bogotá, 1994, pp.65-78.
17 . Julia KRISTEVA, Op.
cit.,pp.61-62. En esta perspectiva de la innovación, releamos el exergo a estas
notas producto de un decir otro al orden simbólico patriarcal impuesto a los
habitantes (ellos y ellas) de la urbe o civitas para conservar y asegurar la
forma social -la sociedad clasista, ayer escrituraria y aristocrática, en la situación
histórica colombiana: " Y este decir no es más <hombre> que
<mujer>, generalizado, este decir es específico e incomparable; y
como tal, solamente, una innovación, un eventual aporte a una civilización
lúcida y consciente de sus obligaciones sin nuevos totalitarismos".
18. Carmiña NAVIA VELASCO, Op.
cit., p.122.
19. Ibidem, pp.8-9.
20. Ibidem, p.8.
21. Ibidem,p.122.
22. Ibidem, p.121.
23. "La imposibilidad de
ser", sintetizaría a María, Tránsito y Manuela; la condición de género
conllevaría "un destino fatal al que es imposible escapar", en el
caso de Inés, Op. cit, pp.33-44.
24. Op. Cit, pp.45-59.
25. Ursula y la pareja de
"El Coronel..." Op.cit, pp.60-68. Y Angela Vicario, " la
resistencia que venció", pp.112-120.
26. Op.cit, Catalina,
pp.72-77; M. Eugenia, pp. 95-101; María del Carmen, pp.101-107; Vicky,
pp.107-111.
27. Catherine CLEMENT/ Julia KRISTEVA, Le
feminin et le sacré, Edit. Stock, París, pp. 19 y 27-28.
28. Carmiña NAVIA VELASCO, La
poesía y el lenguaje religioso, Edit. Facultad de Humanidades. Universidad del
Valle/ Edit. Xavier, Cali, 1995.
29. Jean BAUDRILLARD, La Transparence du Mal,
Galilée, París, 1990. Estadio fractal, viral o irradiado del valor: " no
existen referencias, el valor irradia en todas direcciones, en todos los
intersticios, sin referencia a cosa alguna, por pura contiguidad. En este
estadio fractal, no hay más equivalencia, ni natural ni general, no existe
propiamente dicho ley de valor, quizá una especie de epidemia del valor,
metástasis general del mismo, proliferación y dispersión aleatorias",
p.13.
30. Ver Introducción en
La poesía y el lenguaje religioso, pp.7 a 13.
31. Op. cit, p.120.
32. Op. cit, esta y las
citaciones anteriores. pp. 15 a
la 67.
33. Catherine CLEMENT/ Julia KRISTEVA,
Op. cit, p.26.
34. Carmiña NAVIA VELASCO,
Algunas conclusiones, Op.cit, p.123.
35. Erna von der WALDE -
Elizabeth Lozano en Mapas nocturnos", Universidad Central / Siglo de
Hombre Editores, Bogotá, 1998, p. 160 y p. 173.
36. Erna von der WALDE,
"Ciudad letrada y aldea global en Mapas Nocturnos, Op. cit. pp.162 y 163.
37. Jean DUVIGNAUX, Op. cit, pp.13-14.
38. Erna vopn der WALDE,
Op. cit, p.161.
39. Elizabeth LOZANO,
La ciudad: ¿ un mapa nocturno para la comunicación? en Mapas
Nocturnos, Op. cit, 175.
40. El campo de lo que
denominamos mediaciones se halla constituido por los dispositivos a través de
los cuales la hegemonía transforma desde dentro el sentido del trabajo y la
vida de la comunidad", Jesús MARTIN, De los medios a las mediaciones,
Barcelona, G. G., 1987, p. 207.
41. Carmiña NAVIA
VELASCO, "La ciudad literaria de las mujeres, manuscrito.
42. Tomás QUINTERO
ECHEVERRI, Poemas de la ausencia, Decanatura de Cultura/ Universidad
del Valle, Cali, 1993, p.79.
43. En Página femenina, diario
Relator, Cali, 1926.
44. Carmiña NAVIA VELASCO, La
novela colombiana en las dos últimas décadas, Poligramas N. 13, Universidad del
Valle, Cali, 1993. En este ensayo Navia Velasco se detendrá en Bogotá, Medellín
y Cali, literarias, posteriores a la narrativa garcía marquiana, que
posibilitaría "las condiciones inmediatas para la aparición de la novela
moderna", a partir de los años setenta, transformando las relaciones
entre autores/ narradores y lectores y por consiguiente la vida literaria en el
país, pp.127-141.
45. Carmiña NAVIA VELASCO, El
Cali literario, manuscrito.
46. Ibidem, La
novela colombiana en las dos últimas décadas,p.136.
47. Ver en Serge GRUZINSKI,
Op. cit, el concepto de mestizaje, que retomaremos más adelante.
48. Alejandro
ULLOA, "La salsa en Cali, Pontificia Universidad Bolivariana,
Medellín, 1986.
49. Carmiña NAVIA
VELASCO, La novela colombiana en las dos últimas décadas, p. 135.
50. Ibidem, p. 136.
51. Ibidem, p. 136.
52. Ibidem, pp.149 y 139
Carmiña NAVIA VELASCO, El Cali literario.
53. Liliana MIZRAHI, La mujer
transgresora, Emecé, 6ta. Edic., B.A., 1991,pp. 81 y 83.
54. Carmiña NAVIA VELASCO,
Judith-Relato feminista en la
Biblia , Op. cit.,p.10.
55. Carmiña NAVIA VELASCO, La
mujer en la Biblia-
Opresión y liberación, Op. cit. pp. 36 y 37.
56. El término -popularizado
por André Gide- de mise en abyme designa indistintamente "toda modalidad
auto-reflexiva de un texto o de una representación figurada", Lucien
DALLENBACH, Dictionnaire des Genres et notions littéraires, E.U. et A. Michel,
Paris, 1997, p.11.
57. Carmiña NAVIA VELASCO, El
relato de Nay, en "María, manuscrito.
58. _______________________,
Ursula Iguarán la madre fundadora, manuscrito.
59. _______________________,
La novela colombiana en las dos últimas décadas, p. 139.
60. _______________________,
Narradoras colombianas contemporáneas, manuscrito.
61. _______________________,
La novela colombiana en las dos últimas décadas, p. 140.
62. _______________________,
Narradoras colombianas contemporáneas.
63 _______________________, La
novela colombiana en las dos últimas décadas, p. 138. Léase también de manera
complementaria, Alba Lucía Angel: el discurso de la insubordinación, de M.M.
Jaramillo en ¿Y las mujeres ¿ Ensayos sobre literatura colombiana, Universidad
de Antioquia, Medellín, 1991, pp.208-213. En la novela, "la historia
particular se va escribiendo en la historia colectiva(..). Las secuencias de lo
anecdótico personal narradas por Ana, se alternan con las de lo colectivo
narradas por medio de recortes de prensa, de noticias de radio, de cartas que
le envía Lorenzo a la cárcel. Una historia se apoya en la otra. La historia
colectiva cobra credibilidad al ser narrada por un testigo ocular".
64. Carmiña NAVIA
VELASCO, Mujer, Religión y violencia- "Viva Cristo Rey" novela de
Silvia Galvis, manuscrito. En Escritoras colombianas del siglo XX de M.M.
Jaramillo/ B. Osorio, en Las mujeres en la historia de Colombia, Norma,
Bogotá, 1995, pp. 158-212, se adelanta una lectura de la novela de S. Galvis
alrededor de las vidas paralelas de Visitación Jinete y Rosalía Plata en clave
histórica nominal, presentándose como reduccionista frente a otras
posibilidades significativas de la obra.
65. Carmiña NAVIA VELASCO,
Imagen de la mujer en De sobremesa", publicado de manera inicial en
Serrano O., E y Otros, De sobremesa-lecturas críticas, Facultad de
Humanidades/Universidad del Valle, Cali, 1996, pp. 137-178.
66. Carmiña NAVIA VELASCO,
Phinées, novela incomprensiblemente silenciada, manuscrito. Ver asimismo
el artículo de NAVIA VELASCO, Jesús de Nazaret en la literatura colombiana,
Gaceta Dominical N. 492, El País Cali, Abril 16 de 2000, pp. 4-7.
67. Serge GRUZINSKI, Op. cit,
pp. 56-57, Los términos subrayados son nuestros.
68. Ibidem, p.54.
69. Martín HEIDEGGER, De
camino al habla, Edic. del Serval, Barcelona, 1990. El decir, el habla del ser.
Reflexionar sobre la misma -en dimensión o campos culturales y literarios,
urbanos- requeriría para el filósofo "adentrarse en el habla del habla
para establecer nuestra morada en ella, esto es, en su hablar, no en el
nuestro", p.11.
70. Alejandro ULLOA, Op. cit.
pp. 337-402.
71. Jesús MARTIN, Op.cit, pp.
48-50.
72. Carmiña NAVIA VELASCO, La
cultura mestiza y la ciudad latinoamericana, manuscrito.
73. Michel de CERTEAU, L'invention du quotidien,
U.G.E., París, 1988.
74. Joan- Carles MELICH, Del
extraño al cómplice - La educación en la vida cotidiana, Anthropos, Barcelona,
1994.
75. Jean DUVIGNAUD, Le
don du rien , Stock / Monde ouvert, París,1977, y El juego del juego, Fondo de
Cultura Económica, México, 1982.
Por favor necesito una entrevista donde la puedo contactar, gracias
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