TRES MALDITOS CENTÍMETROS:
CANTO A LA VIDA EN EL SIGLO
XXI
Carmiña Navia Velasco
El poema de
María Ángeles Sánchez: Tres malditos
centímetros, se instala cómodamente en la tradición poética de los cantos
extensos que recrean las hazañas de un héroe. En la tradición clásica los
poemas largos exaltan poéticamente la épica y los hechos de algún conquistador,
de algún aventurero nacional, desde los cantos homéricos hasta el Cid
Campeador. Con Eliot y su Tierra baldía, la
modernidad y el siglo XX han situado a estos héroes en los azares y anonimatos
de lo cotidiano, rescatando así la grandeza escondida en los días grises.
En su libro,
María Ángeles nos entrega alrededor de mil ochocientos veinticuatro versos, en
los que recrea el día a día de heroicidades cotidianas en una lucha titánica
contra la enfermedad. Indiscutiblemente el cáncer es hoy una de las travesías
más difíciles que se abren ante los hombres y mujeres de este:
Las muertes ocasionadas por cáncer a nivel mundial siguen
aumentando. Según los especialistas, dentro de aproximadamente dos décadas se
reportarán entre seis y diez millones cada año, y en el 2030, ocurrirán
alrededor de 11,4 millones de fallecimientos por su causa.
El nombre de esta enfermedad es un término genérico para
un grupo de más de 200 enfermedades que pueden afectar cualquier parte del
organismo. Es conocida también como neoplasia o tumor maligno.
[Marinela Martín González: El cáncer, la epidemia silenciosa del siglo
XXI
Consultado el 9 de Octubre de 2018].
Esta travesía, desde distintos puntos de
vista: la salud, el juego social, las crisis internas, la soledad y el
acompañamiento, el miedo y la esperanza… es precisamente lo que potentemente la
poeta transporta en palabras, a lo largo de estas impactantes y cálidas páginas.
Nos encontramos ante un poema en el que lo
épico y lo lírico se entrecruzan insospechadamente logrando conseguir en los
lectores y lectoras una gama abierta de emociones, reflexiones, sentimientos y
preguntas. Como toda buena poesía, estos textos nos llevan a los límites de la
vida y la muerte, de la soledad y el amor. Un texto en el que se nos narra el
cotidiano de la protagonista; cotidiano salpicado aquí y allá por reflexiones,
rememoraciones, preguntas… En perfecta correspondencia con la materia que
acunan las palabras, no nos encontramos ante metros que dicen lo extraordinario
y lo grandioso: endecasílabos, alejandrinos… El texto se estructura en versos
cortos, en ocasiones una sola palabra sintetiza y remite a la siguiente; versos
huérfanos que gritan la verdad desde su soledad y desamparo. Metáforas
originales que transmiten la fuerza del acontecer diario, anodino, cotidiano…
cargándolo de trascendencia y convocando la emoción.
En este cuaderno de poemas realizamos somos
invitados a varios y diferentes recorridos, siempre revisitados.
En primer lugar por la enfermedad misma:
El espejo me devuelve mi imagen:
una cabeza rapada
unos ojos sin cejas
una expresión algo ausente
…
Ingerir
Digerir
En eso
tan prosaico y banal
tan necesario
se concentran mis horas.
Esa enfermedad que carcome:
Ni rastro
de energía.
Recorrido que no es sólo descriptivo o
anecdótico, que por el contrario conlleva unas cuantas preguntas definitivas
aunque no metafísicas:
Convertir la muerte en una obra de arte
o, al menos, intentarlo
Me reconforta comprobar
cuando ronda el fantasma
que la teoría largamente acariciada
tiene mucho que ver con la práctica.
Porque a todo lo largo del camino, el
desarrollo del canto es una confrontación con el YO íntimo: Es a mí, exactamente a mí a quien le está
pasando o: Mi páncreas y yo, nos
hemos convertido en aliados.
Desde ese Yo, el universo convocado se
ensancha y quiere traer a la página a esa “tribu oncológica” de la que la poeta
se siente parte:
El universo oncológico
está lleno
de historias de éxito
de vidas ejemplares
de hombres y mujeres
que con su lucha
-porque de una lucha se trata-
han logrado desterrar el mal…
Hay una reivindicación de los derechos de
esa tribu, una solidaridad cómplice que lleva a la voz lírica a rechazar las
metáforas sociales que asocian el cáncer con el mal social o político (se queja
de la identidad de la enfermedad con la corrupción: ¿Por qué no dejan en paz el
cáncer y a quienes lo padecemos?), esta actitud evoca los sentimientos
transmitidos por Susan Sontang en su propia experiencia:
… lo que más me enfurecía era ver hasta qué punto la
propia reputación de la enfermedad aumentaba el sufrimiento de quienes la
padecían. Muchos de mis compañeros de enfermedad con quienes tuve ocasión de
hablar durante mis primeras hospitalizaciones, y otros que conocí como paciente
externa durante los dos años y medio siguientes de quimioterapia en varios
hospitales de Estados Unidos y Francia, mostraban su disgusto por la
enfermedad, sentían una suerte de vergüenza. Parecían estar dominados por
ciertas fantasías sobre su enfermedad, que para mí nada tenían de seductoras… [Susan Sotang: La
enfermedad y sus metáforas. Ed. Suma de letras 2003 – Pág. 135]
Para la protagonista de este relato -en los
límites de lo lírico/épico- la interrelación con unos y con otras va aumentado
su dimensión, llenando las páginas de nombres, de evocaciones, de amores y
abandonos, de silencios:
Trenes
aviones
atascos matinales en la M-30
…
Abrazos cálidos
ojos llenos de lágrimas
en medio de un “te quiero”
…
Las tardes de quimioterapia convertidas por la amistad en un encuentro. Pero
también: La soledad ¿cómo definirla? o:
Hay silencios que resuenan como
estruendos.
Y sobre todo:
Hay relaciones a prueba de bombas y tumores
otras de quiero y no puedo
otras, al fin, pura filfa
vanidad de vanidades
Algunas cuajan en la dificultad
mientras unas cuantas ponen
pies en polvorosa.
La enfermedad es el crisol del miedo.
Con estos versos se abre el canto,
situándonos desde el mismo comienzo en la importancia que para la poeta han
tenido a lo largo de su viaje las manos que acompañan o abandonan, los abrazos
que se han dado o guardado, en últimas la compañía del amor:
¿Está acompañada?
Es la primera
y casi única
pregunta
ante la enfermedad
Con la fuerza poética que caracteriza este trabajo, se afirma y se convoca lo que en otros
lenguajes plantea muy acertadamente Jean Shinoda Bolen:
Si la adversidad reviste la forma de una enfermedad
mortal, y el riesgo es la muerte y/o la pérdida de sentido, una relación de tú
a tú supone una tabla de salvación y una conexión espiritual. Esto ocurre así
sobre todo cuando el reto es a largo plazo: pelear, mes tras mes, para seguir
vivos o recuperar la salud. Para resistir, cualquiera que padezca una enfermedad
duradera necesita el apoyo espiritual de los demás. [Jean Shinoda Bolen:
El sentido de la enfermedad, Barcelona 2006, Pág. 129].
En el poema el acompañamiento tiene
múltiples rostros: Amigas y amigos, familia… pero también se explicitan esas
presencias espirituales que refuerzan el diario vivir:
Velas, luces, plegarias, deseos, rezos, energías,
buenas vibraciones…
El magma vivificador y multiforme
(¿la comunión de los santos
del catecismo infantil?)
entra en vena
y va directamente
a su destino.
Y uno de los aspectos más importantes, a mi
juicio: La autorreflexión sobre su propia escritura. La palabra que ausculta la
palabra. A lo largo de todo el camino esta mirada vuelve:
No he podido escribir
ni una línea
en cinco meses
Pero ahora
las palabras se agolpan
en la punta
afilada de mi lápiz
(Esa punta afilada que es precisamente la
que logra penetrar estéticamente una realidad de dolor y cotidianeidad).
¿Renaceré
como tantas veces
desde la escritura?
Escribir es una forma
de sacarlo fuera
cierto
pero también una manera
de meterlo cada
vez más
hacia adentro.
Este canto (autentica espiritualidad de la
resistencia) nos entrega en su conjunto una epopeya del siglo XXI, la
protagonista a la manera de “un Ulises actual” se mueve a lo largo de unos
meses en un profundo laberinto existencial en el que encuentra retos,
tentaciones, compañeros de viaje, horizontes e Ítacas. Tres malditos centímetros* es un regalo para todos aquellos y
aquellas que -desde la salud o desde la enfermedad- quieran tomar su vida en
serio y realizar su travesía en profundidad.
* María Ángeles Sánchez:
Tres
Malditos Centímetros
Editorial Círculo
Rojo, España 2018
Precioso poemario en el que la autora muestra su alma al mundo, para sanarse, para buscar en su interior la fuerza de la vencedora y ayudar a más vencedoras/res. Precioso.
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